jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Quiero ser actriz?

Decidir qué hacer con tu vida futura a los 16 años me pareció siempre imposible. Más aun cuando no tenías una "vocación" de esas que te cogen el alma y no te la sueltan...Cuando no habías tenido otro interés en la vida más que el colegio, el niño guapo y la televisión...¿Cómo de pronto elegir la carrera que según los canones sociales determinará el rumbo de tu existencia futura? (y del tamaño de tu casa, la marca de tu carro, etc...). Yo no me preocupé. Lo tenía clarísimo. Cuando estábamos en quinto de media, me sentía muy tranquila porque no tenía la presión de una pre o una academia para entrar a la universidad y mi panorama adolescente era bastante claro: yo queria ser actriz. No existia otra alternativa para mi en ese momento.

Antes del teatro, también lo tenía clarísimo. Iba a ser bailarina de ballet y eso era casi una sentencia. Hacía ballet desde los 5 años, así que para mí las presentaciones ante público, el olor a teatro, el maquillaje y el moño fueron amigos cercanos desde pequeñita. Ahora lo miro y siento a veces que todo es un circo y que mis padres en realidad, me abandonaron a los leones y a los freaks desde muy pequeña. Pero también dicen ellos que yo hacía tremendas pataletas a los 5 años para que me metieran al ballet y luego a los 13 no permití que se interpusieran entre mi persona y el taller del teatro del colegio. Claro que pusieron sus peros... La mayoría de padres se asusta. Normal.

Desde niña he tenido lo que yo llamo "visiones". Me visualizaba a mi misma de una u otra manera. Así un día bajé donde mi madre y le dije: "Acabo de verme a mi misma, ya mayor como de 25 años (...) apoyada en un poste, con un moño y yo flaquísima y altísima. Soy bailarina de ballet". Bueno, debo decir que la "visión" me falló por unos 20 centímetros de altura pero así me ví yo. Luego, he tenido otras "visiones" de mi misma, como actriz, como performer, como escritora, fotógrafa...

Al final, como sabrán algunos, decidí ser actriz y persisto en la idea desde hace ya más de una década. Hasta hace un tiempo me aterraba la idea de trabajar en cualquier otra cosa que no fuera actuar. Hace un tiempo tuve que hacerlo así que ya no me aterra. Una menos en la lista de los terrores. Fuera.

David Mamet dice que si tienes la oportunidad de dedicarte a otra cosa, dedícate a otra cosa. He escuchado a muchos colegas dar el mismo consejo medio en broma, pero medio en serio. El camino de esta carrera es cansado, competitivo, uno tiene que estar pendiente de no morir dentro del trabajo, estar alerta consigo mismo, nutrirse, educarse siempre. La actuación es un camino difícil, creo que en todas partes. Así que a pesar de mi persistencia en serlo, aun sigo esperando otra "visión" de mi misma haciendo otra cosa. Siempre me pregunto ¿Realmente quiero ser actriz?, aun ahora, después de tantos años...

martes, 27 de noviembre de 2007

Cumpleaños super feliz


Se viene mi onomástico! Soy una persona feliz cuando se acerca diciembre.
Hoy una buena amiga me preguntó: ¿Qué quiere la reyna por su cumpleaños?
Pues aquí va la respuesta, una imagen vale más que mil palabras...

lunes, 26 de noviembre de 2007

Little Revolution

Estaba sentada una tarde estudiando la Revolución China en la mesa de mi comedor. Sobre mí, una gran bola de papel china y a mi alrededor, paredes rojas. Frente a mí, un pasillo en el que se encontraba el teléfono. El, respondiendo una llamada. Yo quería que él fuera sólo para mí. Odiaba su vida anterior. Odiaba a sus amigos, sus gustos anteriores, sus pasiones antiguas, su crecimiento sin mí. Lo estaba atando a mi vida dejándolo solo, alejándolo de su vida y apegándolo a la mía. A mis costumbres, mis amigos, mi risa, mi exterioridad...Quería un nuevo nacimiento. De mi seno, de mi vientre. Tábula rasa. Que no existiera un antes y que el después fuera sólo conmigo. Bajo mis reglas, mis gustos, mi mirada. Paré la oreja y miré de reojo como un animal esperando el ataque. ¿Quién llama a estas horas? ¿Quién te llama a cualquier hora? Intentaba recordar el nombre del revolucionario Chiang Kai Shek mientras pensaba en la ex novia que él había tenido hasta meses antes de estar conmigo y a la que había amado profundamente. Maldita. No quiero que hayas amado antes. Quiero ser la primera en todo. Haberte conocido en el colegio, llevar 15 años juntos. Encerrarnos en nuestro pequeño universo. No salir. La calle significa "otros", "otras", distracción, peligro, pelea, dolor, lágrima...Yo no salgo y tú tampoco. Encerrémonos aquí, con libros, pared roja y olor a crema.

El seguía hablando por teléfono y me miraba. Sentía también que yo lo miraba. El animal en celo, el ojo rojo bajo la bola china que él tanto conocía. Poco a poco, despertando. Lo miraba y él decía que "no gracias" a alguien en el teléfono. "No gracias". Gracias. Respiraba cada vez que él decía "No Gracias". Respiraba porque así se quedaría a mi lado mirándome aprender una revolución lejana, roja.

No quiero a tus amigos. Me caen mal. Me miran mal. No me quieren, puedo sentirlo. Tú me decías que no. Que ellos simplemente no me conocían. Que querían verme, quererme porque lo querían a él. Y yo, que no. Ellos quieren a la otra, a la fea esa, a la mounstrua. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste hacerme algo así? Amar a otra, llorar por otra. Quiero que llores sólo por mí y que mi imagen se quede clavada en tu memoria como lo único bueno que has tenido en tu vida. Desde mí, para adelante. Antes de mí, nada. Yo sí. Yo si he tenido una vida atractiva. Increíble. Aprende. Te cuento cosas que tú escuchas con admiración. Tú no me cuentes nada. No quiero saber. No me interesa. Me duele. La verdad, me duele.

El ojo rojo revolucionado te mira y pregunta por la llamada. Me dices que te estaban invitando a un conversatorio sobre arte, límites y no se qué. No entiendo te digo, te volteo la cara y te exijo que me dejes estudiar. Bajas la mirada y te vas. Yo bajo la mirada y me voy. Lejos. Más allá de la revolución. Más allá de Mao.

Me arrepiento para variar. No se como arreglar el caos que acabo de instalar en mi casa, en mi cabeza. Mi propia revolución empieza a atacarme. También es roja y agresiva. Veo la puerta de tu estudio que está cerrada y no se como tocar. ¿Tres toques? ¿Dos? No sé como entrar. Toco una vez y entro. Mi ojo ya no está rojo y tus ojos están tan verdes e infinitos como siempre. Me sonríes ampliamente y abres los brazos para acoger mi caos. Te quiero. Me sumerjo en tu pecho. Te quiero. Gracias. Cierra las ventanas. Quedémonos aquí. Cierra todo. Quedémonos aquí.

jueves, 22 de noviembre de 2007

¿Qué les pasa?

Ya me cansé. Un poco, pero ya me estoy cansando y el mounstruo empieza a asomar su hocico indescriptible, lleno de baba, indescriptible.
¿Qué les pasa a los hombres? Disculpen. Esto no prentende ser un post feminista, es una pregunta real. ¿Qué coño les pasa a los hombres? Abstenganse respuesta infantiles porfavor. Me acabo de beber dos piscosours y el mounstruo empieza a asomar... Indescriptible.

En menos de un mes cumplo 31 años. Nunca mejor cumplidos, nunca mejor edad. Los 20´s me gustaron por la despreocupación ante el futuro incierto pero nada más. Mucho sufrir, mucha arruga, mucha ojera. Ahora tengo mejor cuerpo, mejor cara, mejor actitud y más esperanzas en el futuro que cuando tenía 24 pero ¡Ole!algo sucede con los hombres cuando una entra en base 3.

¿Qué les pasa? A ver... Cuando cumplí 29 (por ahí ya empezaba), hice una reunión en mi casa con mis mejores amigos y un chico con el que llevaba "saliendo" un buen tiempo me dijo: "¿Cumples 29 ya? Con razón te está creciendo el culo." ... Tengo que decir, que me quedé sin palabras. Desde los 12 años había tenido el mismo cuerpo y su comentario hizo que me diera cuenta de que él no era mi príncipe azul... aunque eso ya lo sabía.

Luego, cuando cumplí 30, ya en Lima, hice una pequeña reunión con mis amigos más queridos y ahí empecé a escuchar la palabra "Vieja". "Ya estás vieja", me decía algun desubicado de 40. Si pues, decía yo, y ja, ja, ja... Pero el mounstruo empezaba a afilar sus colmillos...

Este año, treintañera sabionda yo, sintiéndome en la flor de mi potencial, que será máximo dicen a los cuarenta, empiezo a escuchar comentarios como: "Qué linda, si parece de 20 años...De 20 años de carrera artística..." Ja, ja, ja... decía yo, y el mounstruo estaba afilándose las uñas... Una que escuché el otro día y ya no hice ja, ja, ja, fue: "Se te está pasando el tren." Qué ser humano con que way of thinking puede decir una estúpidez por el estilo a una chica de 30 años del año 2007? La verdad...no me lo esperaba. Y me sigo preguntado:¿Pero qué coño le pasa a los hombres? Conozco mucha gente y de muchas áreas. No todos los que conozco serían capaces de hacer bromas tan, si uno las piensa bien, absurdas, banales, irracionales. ¿Para qué dice uno cosas por el estilo? Lo estuve pensando largo tiempo, mientras el mounstruo limpiaba sus escamas y me dije:

"Los comentarios... ¿De quienes provienen? Generalmente, es decir, siempre, de hombres ya "viejos" de 30 o más...(ja, ja, ja) Algunos rapados para que no se les note la calva, algunos con la "guatita chelera", algunos sin nada bueno ni malo que sacarles...Y me pregunté si esos comentarios para los que mi mounstruo se anda afilando las garras no son simple y terriblemene una manera que tienen ellos de transferir sus propios miedos. De rebajar el terror a la caída de su pelo en la arruga incipiente de la mujer que está enfrente, de adelgazar el rollito de la espalda en la única cana que le salió a su amiga y que dicho sea de paso, tiene desde los veinticinco años."

Es la única conclusión a la que llegué. Porque no me parece justo. Soy joven aun y punto. Es así. Yo quiero ser viejita de 90 y saber muchas cosas y tener mis nietos bajo la falda. Pero hoy, ahora, en este momento, soy joven y ya está. Y hoy, pensé en una ráfaga de pensamiento negativo que porfavor esta etapa se pasara rápido para tener 50 de una vez, ser vieja realmente y que ya nadie me jodiera. Qué estúpidez. No es justo.

Así que porfavor señores, los que usualmente suelten comentarios así, mírense a un espejo, obsérvense y pregúntense porqué es que hacen comentarios tan desatinados. Talvez descubran unas cuantas canitas en su pelo o unas arruguitas en la comisura de vuestros labios, una guatita que no soportan o unas entradas que desesperadamente intentan cubrir con el poco pelo que aun les queda.

Las mujeres de 30 no somos viejas. Si lo pensamos racionalmente es un absurdo. Por tanto, estos comentarios vienen de un impulso irracional. Miedo, celos, envidias, inseguridades... Observémonos un poco y pensemos si no parte de ahí la broma que me parece tan graciosa sobre la chica que tengo en frente.

Por otro lado, una broma así, no pone nada. Lo juro. Como estrategia, cayeron en la nada. Todos son mis amigos y los quiero, fue por eso que no permití que el mounstruo terminara de afilarse las uñas y pensé. Pensé, observé y vi calvas, entradas, arrugas, ojeras, jorobas y tristeza, así que le dije al mounstruo que se cortara las uñas y escondiera sus dientes. Porfavor. No molestarse. Es pura tristeza. Escóndete mounstruo. Mejor para todos. Mejor para mí.

lunes, 19 de noviembre de 2007

ODA AL RAVE

El fue el culpable...




ME FUI AL CREAMFIELDS Y LO ENTENDÍ TODO.
Un amigo compró mi entrada para Creamfields hace como una semana. El Miércoles lo vi, y en un momento de total distracción me dijo: "Aquí te doy tu entrada de una vez". como estábamos en una obra de teatro, pensé que me estaba dando la entrada para la obra, así que me la metí al bolsillo y nunca más la volví a ver. Sí, me había dado mi entrada para Creamfields y sí, yo, la había terminado tirando a la basura. Sí.
El sábado, yo no me había dado cuenta de esto aun y creía que mi amigo tenía mi entrada guardada. Me llamó otro amigo con el que iba a ir y le dije: "Oye, de todas maneras tengo que hablar con R porque él tiene mi entrada". Y mi amigo me cuenta que ya me la dió, que el miércoles (que estuvimos los tres juntos), R. nos dio la entrada a los dos y que el vió cuando yo me metí la entrada al bolsillo. Bueno, conociéndome... lo creí en el instante. Decidí hace muchos años no volverme loca cuando sucedían cosas así (porque me pasan seguido), y menos preocuparme por el dinero perdido (es sólo plata, digo), pero sí me dio un poco de pena. Llevaba una semana diciendo que "el sábado me voy a tucutucutucutucucututucucutatatataaattaa" (esto lo decía bailando) y ahora, sábado, 4 pm, me doy cuenta de que no tenía entrada. Whatafuck. La busqué, pero sabía. Ya sabía. Y entre mis pensamientos gurúes dije: "Es una señal". Claro. Las fuerzas del universo no quieren que yo vaya. No debo estar junto a tanta droga, tanto alcohol... ¿Para qué? No, ese ya no es mi espacio... blah blah blah. Me llamó mi amigo y me dijo que me fuera a comprar una entrada, que él me pagaba la mitad. Le dije que no, que pensándolo bien, seguro que esto era una señal. "¿Señal de qué?, preguntó. "De que eres una distraída de merd nada más! Anda a Teleticket ahora y cómprate tu entrada. Te la regalo entera como adelanto por tu cumpleaños." Y esa era otra señal para mí, así que me fui a Teleticket y me compré mi entrada de regalo de cumpleaños. Qué lindo.
Llegamos a Creamfields como a la 1.30 am. Nuestros amigos estaban alrededor de un globo metálico de SMILE así que fue fácil encontrarlos. Había tres espacios con DJ´s distintos. Estuvimos las primeras 3 horas frente a un argentino que estaba buenísimo. Por primera vez me acerqué casi a la orilla del escenario y me quedé mirando con atención al DJ a ver si con mi fuerza mental éste también me miraba, se enamoraba de mí y hacíamos una vida felices viajando por el mundo y haciendo música. Pero no funcionó, así que volví al globo de Smile y bailé y bailé y bailé. Y sólo bebía agua y mis amigos me preguntaban si estaba "roleada" y yo pues no... y ellos... pues pareces... y yo... pues estoy contenta...
Veia muchas cosas en los momentos en los que me quedaba parada (me gusta bailar mucho y luego quedarme parada de golpe, quieta y sentir como mi cuerpo sigue vibrando... me encanta). Vi muchas chicas y muchos monstruos. Muchas mujeres exactamente iguales. Había muchísimas personas con gafas oscuras inmensas de famosos. Y cantidades de chicas iguales, un poco gorditas con el pelo oscuro y cortado como en capas, gafas de famosa y enseñando el escote. Un montón. Solo a mi alrededor habían tres. Increíble. Como es la moda...Luego, un montón de niños. En un momento estaba bailando y alguien me cogió de la cintura. Yo volteé con toda la violencia que se puede tener un sábado a las 3 am en el que estás feliz y no te quieres molestar (qué flojera), cuando me encontré con una carita de 20 años mirándome con cara de me he metido 3 pepas, y yo, casi me derrito por lo lindo de la situación y le dije con la cabecita que no. Y mis amigos inmensos a mi alrededor cuidándome y preguntándome si todo estaba bien. Sí, gracias y los quería. Y cada vez que algún mounstruo con capucha (habían millones) se paraba en frente de mí, y yo me empezaba a sentir un poco incómoda, venía alguno de mis amigos inmensos desde no se qué continente y me decía con una sonrisa: "Te he venido a salvar". Y yo, cuánto los quería y gracias y qué guapos que son mis amigos. Miraba a mi alrededor y me daba cuenta de una cosa. Todos los que estabamos ahí lo único que estabamos intentando era: "Ser". Ya sea a través del baile como mi amigo y yo, a través del alcohol, de las pepas, de la coca, de las bombitas, del popper, de lo que fuera... Equivocádamente o no, aquí no vamos a juzgar, todos, lo único que quieren, me decía, es "ser". Conectar. Ser felices. Había gente que lo conseguía y gente que no. Eso se notaba. Gente que estaba conectada con su centro y bailaba con una sonrisa en la cara, gente que miraba a su alrededor para ver quién sabe qué (yo, por momentos), chicas pasaditas de años con el pelo rubio, minifaldas de vértigo y pies adoloridos por los tacones. Queriéndose ir a lo mejor. Buscando un galán a lo peor... Mejor no cruzar miradas con rubias añejas en minifalda...
Como a las 3.30 nos fuimos a una carpa donde estaba otro Dj que tenía menos cara culo y que saltaba loco sobre su asiento. Ahí nos quedamos y de ahí, no quisimos salir. Porque ahí seguí entendiendo lo que significaba un rave. Lo curioso es que no es mi primer rave ni por asomo. Lo curioso es que es mi primer rave absolutamente sobria. Un poco de hierba y agua. Absolutamente sobria no molesten.
No tengo idea en qué habré estado pensando en los otros raves a los que he ido, pero nunca había tenido tantas y tan diversas sensaciones y jamás me lo había pasado tan bien. Sentí que el Dj podía hacer con mi cuerpo lo que quisiera. Ahí estaba yo diciendo: "Dj nuestro que estás en los cielos..." Y mi cuerpo vibrando, sintiendo los latidos del corazón y luego las distorsiones y todo pasando por mí y yo moviéndome y sonriendo y cerraba los ojos y así era mejor. Si estuviera pepeada seguro que no tendría necesidad de cerrar los ojos, pero no es el caso, así que cierro los ojos y muevo el cuerpo y uau... qué rico. Por momentos, como ya dije, me quedaba quieta sin aviso y todo interiormente se seguía moviendo y sonreía aun con los ojos cerrados y luego tomaba conciencia (maldita conciencia) y me daba cuenta de que llevaba muchos minutos con los ojos cerrados y los abría y miraba a mi alrededor para ver si alguien me miraba porque qué roche, y luchaba y decía qué sonsa, qué importa y todo esto era en medio segundo y volvía a cerrar los ojos y sorbía mi aguita y sonreía a mis amigos que qué guapos que son.
Empezó a amanecer y yo me sentía dentro de un ritual africano. Estaba completamente conectada con dios. Así de claro. Abría las palmas dirigiéndolas hacia el trono del Dj y cerraba los ojos nuevamente y sentía que todas las vibraciones entraban por las palmas de mis manos y aguantaba y me reía y cerraba los puños para que toda esa energía no se fuera nunca. Para que mis células registraran esa felicidad tan grande que sentía en ese amanecer.
Mi estómago empezó a sonar. Uy, tengo hambre, tengo que desayunar. Son las 6.30 y tengo que estar en el teatro en menos de 11 horas. Mi amigo del alma me dijo en ese instante: "Ya cumplí mi cuota, cuando quieras irte nos vamos." Y yo, "tengo hambre". Pero al mismo tiempo no podía despegarme. Tenía la sensación de que debía terminar ese ritual. De que debía irme con el último acorde, con la última distorsión. Alguien me dijo que el rave terminaba como a las 3 pm. Imposible. Tengo que dormir para trabajar. Y nos fuimos.
Nos sentamos en el carro e instintivamente saqué la radio pero paré. Nos miramos y dijimos: "Noooo." Seguíamos vibrando. Lo miré y le dije: "Es el mejor regalo de cumpleaños que he tenido hasta ahora." Había entendido todo. Me había gustado todo. Había vivido todo. Estaba feliz y además, diferente. Qué bueno.
Llegué a mi casa, aun con el cuerpo vibrando y sin oídos. Me lavé la cara, me puse pijama, un antifaz de avión, puse el despertador a las 4 de la tarde y rogué al dios de los Dj´s que me dejara dormir tranquilita hasta esa hora porque tenía que trabajar. Y así fue. Amén.

Dj nuestro que estás en el cielo... (Creamfields, Perú)

martes, 13 de noviembre de 2007

Nostalgia y buen humor


¿Para qué se le ocurre a uno hacer orden? A ver. El domingo cogí todos mis CD´s y los metí en la compu para ver qué información y de qué tipo tenía cada uno (claro, la mayoría no tenían nada escrito en la tapa) y me encontré con grandes y graves sorpresas. Fotos, muuuuchas fotos de antaño. Glup. Entre todas ellas algunas felices como esta.

Año ¿2004?. Street Parade en Zürich, Suiza. Viajé a visitar a mi hermano Elías, un adonis suizo. Fue el año de la terrible ola de calor en Europa. En Suiza, según lo que me dijo mi hermano, la gente joven se había vuelto loca. Nunca habían vivido un verano tan caluroso y las orillas del río (no recuerdo su nombre) estaban repletas de gente joven tomando el sol y bebiendo cerveza. "Tienes suerte", me dijo Elías, "normalmente, esto es muy aburrido." Pues para mí, los suizos de aburridos nada. Claro, tuve suerte.

Fui muy feliz en ese viaje. No sólo por estar con mi hermano sino porque fue el inicio de mi primer viaje sola por Europa. Había tomado un avión a Zürich desde Madrid y luego iría a Münich, luego a un pueblito en la frontera con Austria donde vivía un amigo muy querido, y terminaría en Praga, según lo que recuerdo me había dicho mi madre: "La ciudad más hermosa del mundo". Después me corrigió. Era Brujas.

En fin, que estaba contenta. Y el Domingo que encontré esta foto, a parte de otras muchas que me dieron hasta miedo, sentí que qué rico, qué bien me la he pasado. También. Hay que reconocerlo.
Aunque la foto es rara. La miro y parece que estuviera yendo contra la corriente. ¿A dónde nos dirigíamos si todo el mundo iba en dirección contraria? ¿A dónde iban ellos? Por otro lado, la miro bien y parezco photoshopeada, como si me hubieran incluído en la foto después. Es rara. Pero lo juro. Yo estuve ahí. Bailé y me divertí. Ja.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Yo perseguido

A veces pienso que el mundo se va a acabar, que el sol se va a apagar y que nosotros, seres estúpidos, seguimos pensando que somos eternos y alucino con nuestra inconciencia y nuestro olvido. Hay días en los que camino cabizbaja y me digo: "¡Pero si te vas a morir!" como dándome ánimos. Entonces mi conciencia recapacita y sonrío un poco porque algún día, mañana, en 20 o 60 años (así mejor, viejita y sabionda) me voy a morir y ahora en este instante, estoy viva y mis problemas son felices y tengo comida y soy joven y puedo caminar, y mi familia está bien y mis amigos sanos. Pero me olvido, como olvidamos millones de cosas. Una vez un profesor de poesía me dijo que si el olvido no existiera veríamos los árboles llenos de gente colgada. Suicidada. Muerta por su propio nudo. A veces pienso que a lo mejor yo misma he olvidado mi vida y mis recuerdos son invenciones de lo que yo deseo que hubiera sido mi vida. O casi. Entonces intento cerciorarme preguntando a los más cercanos y tu hermana te cuenta algo sobre tí, tu hermano otro algo, tu madre otro tanto y así vas tejiendo tu historia por lo que te han dicho sobre tí. De ese personaje que eres tú. Vas construyendo un personaje en base a relatos y acciones que lleva tu nombre.
Hace unos años estaba con un gran amigo que tenía sobre su regazo un libro de fotografía. Preguntaba insistentemente por mi novio que es artista plástico para enseñarle una foto que le había "molado mogollón". Yo lo miré y le dije: "Pero enséñamela a mí." Y el me dijo: "No pues...tú eres actriz". Sin entender mi propia reaccion, se me salieron las lágrimas, me paré y me largué. Al día siguiente en terapia lo comenté y mi psicoanalista me dijo: "Eres un yo perseguido por un "tu eres"". Y me cagó. A partir de ahí me pasé un buen tiempo diciéndole a los que se atrevían a decirme: "Tú eres": "Y tú de qué coño me conoces..."
No me gusta nada que hagan afirmaciones sobre mí. Sobre lo que me gusta o no me gusta, sobre como era, como soy. Aun me quedan trincheras de defensa de ese Yo que se veía amenazado por los infinitos "Tú eres". No muchas, pero aun quedan algunas. Así, a veces aun me molesto si mi madre dice que a mí no me gustan los lácteos. Simplemente porque no es verdad. Pero siento también que mientras uno más seguro está de lo que es (¿Estamos seguros alguna vez?), o mejor dicho, más cerca está de uno mismo, menos importan las informaciones que puedan dar terceros sobre uno. Porque al fin y al cabo...Sólo uno sabe. Y sólo uno sabe que sabe. Y eso basta.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Rompiendo filas


Extraño una buena cartelera cinematográfica. Lo siento...I had to say it. Pero tengo el CCPA que nos da una luz en el camino de la cultura. Gracias al cielo somos peruanos y no nos espantamos. A veces, como agradezco la informalidad...Que estemos siempre rompiendo filas...I had to say it.

Dear Catastrophe waitress




Domingo frente al ordenador. Escuchando Belle & Sebastian. Se convirtió en uno de mis grupos favoritos cuando una compañera de piso en Madrid a quien adoro me regalo "Dear catastrophe waitress" de B&S cuando yo recién empezaba a trabajar de camarera por esas tierras.

Mi primer intento de amasar fortuna como camarera fue en Barcelona. Fue un día después de más de año y medio de vivir por ahí, en el que vi mi cuenta de ahorros y dije: "Oh, oh... Sí Jimena, el dinero se acaba..." Gran lección. No es que haya sido una niña rica ni por asomo cuando era una jovenzuela, pero cuando empecé a trabajar como actriz, digamos que tuvimos una época dorada en la que ganábamos suficiente dinero para vivir, ahorrar, viajar y tener una cuenta a plazo fijo. Por tanto, mis inicios en la vida laboral hicieron también de mí una inconciente financiera y recién fue ahí, en Barcelona, que me di cuenta de que Oh, oh... con lo que tenía no podría tirar ni tres meses más. La verdad me lo tomé con calma. Pensé, que lo único que me restaba hacer era trabajar, así que conseguí una entrevista en un lugar de sandwiches fichos por intermedio de un amigo catalán. Algo así como el Pans pero con dibujos de Jordi Labanda. Insufrible.

Habían como 160 variedades de sandwiches que ellos esperaban que en algún momento de mi vida me aprendiera, y yo, que tenía otras cosas más importantes que hacer como leer a Foucalt en casa, sonreía haciéndoles un "wakala" interior. Lo bueno era que todos los camareros eramos jóvenes 25añeros, sin grandes responsabilidades y guapísimos. Así que una que otra vez, pues podías entretener el ojo, sonreír un poquito cuando te enseñaban que el pan amb formatge podía ser también sin formatge y nada más (yo era una mujer casada). Pero digamos que esas enseñanzas del pan tomaquet y el formatge amb vi y el siusplau, pues hacían más ligero el trabajo. El problema era la clientela. El inclasificable local quedaba en un lugar pituquísimo de
Barna y por consiguiente, los clientes eran jóvenes 30añeros en su mayoría (como yo ahora) que iban a tomar un cop de tint y un sandwich (qué marranos ahora que lo pienso), sintiéndose hermosos bajo el tul de las ilustraciones del Labanda. Bueno, después de un año y medio en la ciudad de las olimpiadas de algún año yo había aprendido a decir tres frases en catalán: ¿Tens un cop de vi si us plau? ¿Tens fog? Estic amb rabia continguda. Eran frases estratégicas: para que no me faltara el vino, el fuego para encender mis cigarrillos y para que no se me acerquen los petardos (estoy con rabia contenida).

Creo que tengo que decir algo sobre los catalanes en general. En la región de Cataluña o Catalugna, el idioma oficial es el catalán, no el castellano. Son bilingues sí (por lo menos en Barcelona), pero su lengua materna es el catalán y ellos se comunican de ese modo. Las clases en la universidad son en catalán (ahí también tuve mis forcejeos linguisticos) y la gente voltea amb la esquerra o la dreta, como nosotros, pero diferente. Saben de la inmigración galopante que hay en su tierra y las reglas con el idioma son cada vez más estrictas. No juzgo ahora si son buenas o malas (me reservo la opinión porque estoy hablando de otro tema). Simplemente es así. Hay campañas de "inserción" del inmigrante que son: "Ayuda al inmigrante. Parla en catalá". Bueno, es una moneda de dos caras.

En fin, en un barrio pijo con pan tomaca y catalanes treintañeros, estos no esperan encontrarse con una camarera inmigrante que no sepa catalán. Así que por ahí empecé a tener algunos problemas. Algo que si me sucedió repetidas veces era que el no saber catalán y vivir en Barcelona, no hacía que la gente se comunicara conmigo en Castellano, más bien, me ponía un estigma en la frente...Y yo me miraba al espejo sabiendo Alemán e Inglés casi a la perfección y me preguntaba para qué coño iba a aprender un idioma que sólo me serviría en Cataluña y en Andorra. Ahora que lo pienso, no me habría costado nada. Soy muy buena con los idiomas y si hubiera hablado en catalán todos habrían caído a mis pies. Pero no se, en ese momento mas pudo mi orgullo, y una cerrazón en el pensamiento que ahora me cuesta comprender. Ahora lo llamo "falta de estrategia".

Una noche, al tercer día de prueba en "el inclasificable", estabamos cenando todos los camareros guapísimos y jovencísimos (mi amigo incluído) y el jefe (un tipo verdaderamente amable). No se quién me preguntó si yo "parlaba catalá" y yo respondí que no. Entonces el jefe (el lindo) me preguntó muy amablemente: "Pero vas a aprender ¿no?" La verdad no se que me sucedió en ese momento pero respondí con todo el desprecio que uno puede almacenar en el corazón, alzando los hombros y haciendo un ademán de "fuera" con la mano: "Nooo". Lo siguiente que recuerdo es a mi amigo catalán soltando una carcajada nerviosa como si yo hubiera hecho una broma, el silencio y mi inevitable sensación de que había jodido algo.
Al día siguiente me llamaron y me pidieron que no regresara más. "Insuficiente experiencia" le llamaron. Elegantes como los personajes de los dibujos de Jordi Labanda. Lloré por quedarme sin trabajo. Pero un poco más que sólo eso. Por la noche me emborraché con vino de a euro. Y me terminé burlando de mi burrada. Qué burra. Pero nunca aprendí catalán.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Mi amiga es una metáfora

Hoy saldé una deuda conmigo misma. Mi hermosa amiga K (alias metáfora) y yo habíamos quedado ayer Jueves en ir a la playa y empezar a broncear nuestros cuerpos latinos por la autopropuesta esa de veranear este verano por cojones. Bueno, el día amaneció nubladillo aunque resolanero, pero eran las 11 y aun no abría el cielo así que decidimos dejarlo para la próxima semana. En lugar de eso, mi amiga la metáfora K, propuso igual juntarnos porque me dijo: "Te tengo una sorpresita"y prosiguió "tienes que llevar chalina, no es broma". A mí, me fascinan las sorpresas como al 95% de la población así que le dije para juntarnos en Larcomar a beber café a las 4 pm. En tal café si hace sol para ver el sunset de las 6.18 y en tal otro si hace frío para acurrucarnos en los sofás. Total que la nena llega tarde (a las metáforas no se les puede exigir puntualidad) y me saca de mi limonada, se la bebe, se asegura de que tenga chalina y me dice que we have to go. Yo no entendía nada porque a lo más que había llegado mi imaginación con la "sorpresita" y la recomendación de la chalina era a que me iba a regalar un prendedor para chalinas (qué misia mi imaginación). En fin, salimos del centro comercial, subimos a su carro celeste y enrumbó hacia el faro de miraflores. Yo seguía sin entender nada pero ahí pensé que mi amiga la metáfora, la hermosa y rubicunda K, había conseguido que nos abrieran el faro y que iba a subir hasta arriba a ver el sunset DESDE AHÍ. Pero no, K siguió de largo el faro con esa tranquilidad que sólo tiene ella cuando quiere, mirando con sus ojos verdes medio entrecerrados todo lo que sucedía alrededor, fumando su winston rojo y casi sin mirarme, hablándome de cualquier otra cosa y yo...con un signo de interrogación en mi enorme frente. Empecé a intuír algo pero no me lo creí. Veía que nuestros pasos enrumbaban hacia la "pista de aterrizaje" de los parapentes, pero no... decía yo... no... ni hablar... seguro pensé, ahí está alguien conocido, alguien que no veo hace muchos años y esa es la sorpresa que ella me quiere dar. Saltó el muro como sólo lo hacen las figuras literarias y se acercó a uno de los pilotos que la saludó cariñosamente y me presentó: "Esta es mi amiga Jimena" Y yo... Glup. "Hola...Qué tal...je, je, je..." Y la miré y no podía creer que mi amiga actriz-poeta, pintora-poeta, pianista-poeta, escritora-poeta, me estuviera poniendo al frente de uno de mis sueños. Surcar los aires.
Y me lo tuve que creer. En dos minutos ya estaba con un casco en la cabeza y dos chicos me amarraban cuerdas y cinturones de seguridad y yo sonreía a K con dientes de gato de las maravillas y mis ojos se hacían chinitos chinitos. Ella se ponía su casco amarillo mientras el piloto me preguntaba si me sentía bien. Y yo... ¡Uau! ¡Soy feliz! Me senté cómodamente y el señor de atrás lo hizo todo. Dio un impulso y de pronto ya estaba sobre el Océano Pacifico. Todo fue tan inmenso por un instante que yo reía, lloraba, reía y mi cara se mojaba de pura felicidad. De aire, de viento rico, de mar pacífico bajo mis pies, de surfers, de "qué linda es Lima carajo". Y agradecí todo. El chico me preguntaba con voz suave "¿Te gusta?" Y yo encantada sólo reía y le agradecía. Qué bonito.
Cuando terminé tuve que esperar a K unos minutillos. Ella estaba por allá, sobrevolando los edificios con alas naranjas y casco amarillo. Cuando bajó, la abracé como hermana. Tú sabes. Ella sabe.
Nos fumamos un cigarro sintiendo aun el aire en todo nuestro cuerpo. Hablamos de él (del cuerpo). De cuidarlo, de darle amor y cuidarlo como a un bebe...Hacerlo reír, hacerlo jugar, hacerlo volar.
Nos despedimos. Yo me senté en mi carro y pensé en lo afortunada que era. Yo tenía sueños como este y habían metáforas allá afuera que estaban dispuestas con amor a ayudarme a realizarlos. Así como mi amigo G cuando me llevó a surfear a la hora del sunset para que pudiera realizar mi sueño de ver la caída del sol montada en una tabla desde el mar.
Encendí el carro y pensé que ya no quería tener un millón de amigos, que sólo quería tener estos amigos. Tanto amor a mi alrededor, me hizo sentir buena, linda, buena. Me sentí parte de una hermosa metáfora que tenía que ver con el mar. Gracias K.

martes, 6 de noviembre de 2007

Los divanes de mi vida


En mi obsesión por llevar una vida sana que me permita ver las cosas con claridad, se va a cumplir el pronóstico de mi cuñado que decía que de tanta terapia me iba a dar una sobredosisterapia e iba a tener que ir a terapia nuevamente para curármela. Yo, por supuesto, ja ja ja... Qué tonterías dices... Pero bueno. Como a veces no se por donde tirar para dejar de tener este carácter dulce que me dio la vida, acudo a todo lo que yo creo me pueda ayudar. He ido al psicoanálisis durante tres años, he tomado maca, uña de gato, me he hecho baños florales en año nuevo, intento meditar, he hecho yoga...etc. Es curioso el caso cosmopolita de mi psicoanálisis...He llevado análisis en Lima, Barcelona, Madrid y he vagado por las calles de esas tres ciudades con gafas de sol inmensas de famosa y los ojos hinchados después de cada sesión analizando el último sueño que tuve o la última frase que dije y odiando a mi psicoanalista porque por su culpa no tenía plata para emborracharme el fin de semana (no es cierto...).


Mi psicoanalista en Barcelona era un tipo elegantísimo y parecido a Freud, aunque el era L A C A N I A N O. No crean que llego a entender la diferencia, nisiquiera creo que podría definir lo que es el psicoanálisis. Como ya les dije, yo voy y tomo lo que creo me pueda salvar (de mi misma, claro está) ya sea esto Yoga, Psicoanálisis, Psicoterapia, Falun Dafa, Taichi con abanicos o lo que sea.


Mi psicoanalista lacaniano se llamaba V y era un señor mayor y guapo. A mí me ofreció un precio de estudiante, pero de estudiante europeo... Yo, respiraba y me decía, no importa, esto es una inversión a futuro... A tu futuro. A que no te quedes sola detrás de una cortina espantando niños como en los cuentos.



Mi primer contacto con el psicoanálisis fue en Lima. Mi analista M era una tía genial. El primer día de análisis me dijo: "Bueno, cuéntame...Qué estás haciendo aquí..." Y yo... empecé a llorar (para variar). Parecía estar gritando "¡Consuélame! ¿¿¡No te das cuenta de que estoy sufriendo??!!" Pero lo increíble fue que en medio de mi llanto, M mi psicoanalista, mi salvadora, se paró y se largó. Y así me quedé solita con mi llanto, como un niño a quien ya no le dan bola y se tiene que cansar de llorar. Regresó a los 5 minutos con un humeante café con leche (para ella no para mí), se prendió un cigarro (en la época en que los fumadores aun eramos bien vistos) y me volvió a preguntar: "Bueno Jimena, cuéntame. Porqué estás aquí?" Y esa fue mi primera lección en el análisis.


Estuve con ella unos meses antes de partir a Barcelona a los brazos de mi segundo psicoanálista: el guapo y elegante catalán V. Al irme, M me hizo una pregunta de ojo de gata: "Jimena, te das cuenta de que siempre te estás yendo?" Glup.


El consultorio de V en Barna olía a madera y ahí si que no se podía fumar (primer mundo, le dicen). Le tuve que contar nuevamente la historia de mi vida (eso es lo que mas detesté de cambiar de analista) y empezamos a trabajar. Creo que ha sido una de las etapas más psicóticas de mi vida. Vivía pendiente de mis sueños (aun lo hago) y llenaba diarios de diarios, con reflexiones, sueños, análisis de sueños, conexiones, lapsus, encuentros fortuitos, sensaciones y etcéteras. A veces mi novio (ex novio) entraba en el salón a decirme algo y me veía sentada con la cabeza hundida entre las manos e imbuída en una reflexión alarmante sobre porqué había soñado con un baby doll rojo que además pertenecía a mi hermana y que además estaba metido en un cajón lleno de basura que yo tenía guardado en mi cuarto... (todo esto en mi sueño, claro). Andaba muerta de cansancio de soñar tanto, llorar por las calles e intentar convencer a mis amigas de que el psicoanálisis sí funcionaba (claro, con la pasta que me estaba tirando, tenía que funcionar...). Tenía sesión dos veces por semana y el consultorio quedaba en el quinto infierno en una de esas zonas pituquísimas de las grandes ciudades donde hay casas (cosa rarísima). Al llegar después de 45 minutos de viaje en los "ferrocarriles de la Generalitat", podías encontrarte casualmente con algún otro analizado, siempre con cara de que se lo llevaban al cadalso (como la tuya) o intentando definir que tema iba a tratar hoy con V para que V le pusiera una estrellita en la frente (esa era yo).


Con V estuve alrededor de un año. Un año muy agotador, pero siempre sabiendo que todo eso iba a dar sus frutos. Antes de irme a Madrid, me dijo que el pensaba que yo debía seguir con el análisis (clá...) y yo no le pedí que me recomendara a nadie en Madrid. Ya no quería más análisis. Ahora quería viajar, conocer, reír, juerguear... aunque el dinero ya me lo había tirado en la terapia. Si uno se pone a pensar en todo el dinero que ha invertido en sí mismo a lo largo de los años (no todos, ya lo se) e hiciéramos cuentas, tal vez podríamos haber hecho un viaje alrededor del mundo y tal vez eso nos hubiera curado antes que tantos años de análisis y terapias alternativas. No se.



En Madrid me dediqué a fumar, a beber vino de a euro y a desarrollar proyectos super creativos e imaginativos con una amiga muy querida. Me pasaba tardes infinitas pegada al sofa de mi casa riendo y conversando para luego prender la TV, ver Crónicas Marcianas hasta hartarme del horrible Boris Eyzaguirre e irme a dormir.


Con este training, tuve que volver al análisis 1 año después. Había entrado en depresión sin darme cuenta y no sabía como salir de ahí. Por otro lado, el chico con el que salía en ese momento, mi novio, me pidió que hiciera algo y fueron sus padres (qué verguenza), los que me consiguieron el número telefónico y la referencia de mi última psicoanalista, una argentina con nombre de condesa del imperio austrohúngaro. Algo así como Vera von Hammerstein... Lo máximo.


Vera era argentina y siempre me recibía con una sonrisa que después al entrar en su cosultorio, borraba totalmente, sacaba su cuaderno, buscaba en él la referencia "Jimena" y empezábamos. Me gustaba porque me hablaba mucho, no como V que no me hablaba nunca y se acordaba de las cosas que yo le decía porque las apuntaba, no me miraba con cara de aburrimiento por tanto yo no sentía que tenía que ser la más elocuente y divertida para que me pusiera una estrellita en la frente.


Estuve con ella un año más a precio de estudiante y a veces me hablaba de volver a Lima y a mí se me ponía la cara de todos los colores. Cuando llegaba a su consultorio me encontraba siempre con la paciente anterior que salía igual que yo hacía un año, con la nariz roja y unas gafas de famosa enorme borrándole las lágrimas de los ojos.


Cuando regresé a Lima ya no quise más análisis. Le agarré "tirria" como diría mi madre. Dije basta de analistas y de darle al coco, de andar vagando por las calles con gafas para ocultar ojo hinchado y de analizar el color naranja de la pata de la silla que salía en el salón ese que era de mi casa en mi sueño. Ufff... qué flojera. No puedo decir que el análisis no me haya ayudado. De hecho, me ayudó a ser conciente de las burradas que hacía. Mi reflejo instantáneo era entonces(y a veces sigue siendo): "Burrada inconciente, disculpa conciente". Esto de inmediato porsupuesto. Si, estuvo bien pasar por ahí, aunque no volvería a pasar. Me gustó el olor a cafe con leche con cigarro y la mirada de gata, el olor a madera y a canas y hablar con una condesa. Claro que me gustó.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Este post te lo dedico. A tí, mi acento entrañable...

Hoy leí un poema con olor a mar y recordé tu piel. Recordé tu olor a sábana, a 24 años, a perversión, a culpa. Me miraste tantas veces que tuve que ceder. Pasaron días antes de otorgarte una sonrisa. En la cafetería de la escuela, un día se te cayó un cuaderno sin que te dieras cuenta. Parecía que entre toda esa gente sólo yo me había dado cuenta del hecho. Me pareció que el romanticismo tocaba a mi entrecejo. Recogerte el cuaderno como un pañuelo. Yo, una caballera. Una diosa del romanticismo. A tí te encantó, claro. Y vi tus ojos. Color miel dulcísima. Ojos de vidrio, como me gustan. Transparencia en lágrimas. Vi tu cuerpo bajo la camiseta. Tu tamaño. Tus ojos, tu pelo color miel también. Y caí. Luego bromeaba contigo diciendo que habías dejado caer el cuaderno con intención. Nunca lo aceptaste. Y preferimos pensar que el destino nos había querido cruzar así. Desde un cliché antiguo. Una recogida de pañuelo. Te amé.
Conversábamos en la puerta de mi departamento ante los ojos celosos de todos. No nos habíamos tocado aun. Yo aun pensaba que no nos tocaríamos. Pensaba que podía ser más fuerte., que la fortaleza radicaba en eso. Nos despedimos y te cerré la puerta quedándome tras ella respirando agitada como en las películas. Dos segundos después tocaste la puerta. Era irrefrenable. Nos besamos. Nos fuimos. Olvidamos todos los parámetros y nos fuimos a tu habitación. Olor a humedad de siempre. Y aun ahi, yo pensando que podía ser fuerte y tú pensando en que sólo me ibas a enseñar tu trabajo. Y yo mirando tu trabajo y deseándote como una loca. Y tu oliendo mi pelo a la distancia. Atrayéndome hacia tí. Caí.
Esa noche estuvimos en una azotea mirando unas estrellas extranjeras para mí. Hablándote de mi ciudad, de mi trabajo, de mí. Tú hablándome de tus estudios, tu familia, de tí. Pequeños solecitos de 24 años bajo la luna. Delicias suaves y buenas, no le están haciendo daño a nadie. Sólo mirábamos las estrellas y adorábamos nuestra piel. Sólo eso. Queriéndonos mucho. Aferrándonos a una locura que no sentíamos desde hacía mucho. Caimos.
Luego vinieron las escapadas, los hoteles, el olor húmedo de siempre y tu cuello hermoso de miel pura. Las miradas de la gente, nuestra incapacidad de ocultar el deseo. Besos, quiero más besos de esos. Tu cuerpo a través de la camiseta y ese pantalón que te ponías siempre por el calor terrible que hacía. Tu cuerpo a través del pantalón. Mi vida. Caí.
No puedo más. Se acerca mi partida y no puedo más. Estaremos tan lejos y yo... no quiero volver a mi vida. Te escribo una carta con letra pequeña. No puedo despedirme. Te digo cuanto me gustas y cuanto pensaré en tí. Te dejo direcciones y tú me dejas las tuyas. Sólo nos comunicaremos una vez. Ambos tenemos obligaciones. Tenemos una vida hecha. Caímos.
Dejé pasar un buen tiempo antes de escribirte. Tú me escribiste pronto y yo, no contesté. Tenía miedo. Nos comunicamos ya cuando todo se había enfriado. Cuando nuestras vidas eran las mismas de antes. Sólo un ¿Cómo andas? y Saludos... Nada más.
Nunca dejé de pensar en tí. De una manera rara, nostálgica y deliciosa. Tu color de piel, tus ojos, tu olor, tu pelo, tu país, tu acento, tu boca, tus dientes, tu altura, tu cuerpo debajo de la ropa... Hace un par de años pregunté por tí a un amigo común. Me dijo: "¿Qué no sabías?" Me miró largamente. Yo con una risa estúpida, le pregunté: "¿Qué?" Y él tranquilamente respondió: "Se murió..."
Me miró con pena. Habías muerto hacía ya tiempo y yo seguía preguntándome qué habría sido de tu vida. Esa noche en esa fiesta, te lloré como a un hermano. Te lloré con gemidos de vientre. Sollocé en los brazos de mi pareja por tí. Por tu amor, por tu color de piel, por tus 24 años, por tu cerebro, por tus dientes, tu acento, tu futuro, tu mirada, tu alma... Esa noche, te lloré a carcajadas, como una loca. Lloré por ti... Y por mí.

sábado, 3 de noviembre de 2007

No quiero

No lo puedo creer. Y 15 años más tarde todo sigue siendo una mierda, dijo. Sigo escuchando las mismas voces y teniendo que soportar su mandíbula haciendo crak al comer. Juré cuando era niña que iba a hacer con mi vida lo que me diera la gana y al final, sigo aquí mirando su arruga y su ojo oscuro malo, malo, malo. Cuántas veces he pensado en matarme para que los demás se sientan culpables y mueran así. Así como me siento yo. Culpable por mierdas que jamás hice, que no pude evitar... Era tan pequeñita. Y lloro porque me doy pena. No puedo salir de esto que me está volviendo loca. Mis ojos se llenan de arrugas y yo aun ahí, enquistada en la pena, en la rabia, con el estómago quemando. Inestable. Sin poder amar. Como si fuera tan fácil. Y veo a esas niñas tan pulcras de alma, de penas y rabias, tan llenas de equilibrio...Las veo mirar a sus parejas con amor y ellos a ellas con amor y digo claro, yo también las miraría con amor. Me perdería en esa mirada de equilibrio, en ese remansito bonito. En cambio, mis ojos saltarines, maldito interior loco. No puedo poner buena cara, no puedo mentir. No puedo dejar de engullir la comida para no mirarte y detesto el sonido que haces. No se sanar... No se sanar... Y ya nadie me entiende y dicen que ya estoy vieja para sentir lo que siento y que ya todo debe pasar, que es fácil, pero no es fácil para mí, soy una niña enquistada en mis dolores, en los horrores de lo que vio y que no puede dejar de recordar, porque no quiere olvidar, porque los horrores no se merecen el olvido y al final se me quedan en la puerta de los ojos y me muero de miedo en las noches. Pero ya no los cuento. No se si es un avance. Ahora se quedaron encerrados en mi frente. Ya no los cuento. A nadie le interesan y no me interesa que nadie sepa. Tal vez alguien que me entienda mucho... Alguien que me quiera mucho... Pero se van antes de empezar a entenderme. No se dejan entenderme. Y yo, los expulso cuando me doy cuenta de su poca capacidad para entenderme. Y tú... Y yo... ¿Cuánto tiempo más así? ¿Cuánto tiempo más llorando por el alma de otra persona? ¿Cuánto más sin permitirme el amor propio? Me parece horrible quererse. Jamás entendí ese concepto. Me gustaría conocer a Jesús y que me sanara sólo con una mano. Así lo seguiría y ya no tendría que preocuparme por mí, ni por comer, ni por poner bonita cara a los clientes. Simplemente comería pan multiplicado y vino tinto. Ya está. No lloraría más que de felicidad. No tendría más despertares así... Inmundos. No decendería a los infiernos a las 7 de la mañana. No pensaría en cortarme las venas a las 7.30. No me maltrataría por lo imbécil del pensamiento y por saber que jamás me atrevería. Jamás. Mejor que lo hagan otros por mí. Que me maten. Me atropellen, me duelan. Yo no. Como siempre. Que me hagan y me destruyan. Como siempre. Yo no. Yo no hago nada. Yo no.
Así sentenció Estefanía.

jueves, 1 de noviembre de 2007

¿¿¿Where the hell is Ulises????


Ayer me dijeron que debería decir más...Más... pero no se... no se...

Y Penélope sigue tejiendo.... teje y teje y teje y no sabe y no mira y no quiere y no desea y dice fuera pretendientes, yo quiero a mi Ulises... u Odiseo...

Hallouainnnn!!!


Qué locura. Ayer la calle se llenó de niños y madres gritando "¡Hallouain!" y tocando todos los timbres habidos y por haber. Las brujas que vivimos dentro de las casas y que ya no salimos porque estamos un poco viejas ni permitimos que nuestros hijos salgan a la calle porque qué horror eso es como pedir limosna, estamos dentro bebiendo café y comiendo un chocolatito importado rogando que nuestro cuerpo no lo asimile y diciendo cada vez que suena el timbre: "Son ellos, ni te asomes..." Nuestros sobrinos o hijos encerrados pero disfrazados de lo que ellos deseen, están sentados sobre el sofá crema tragando de sus baldecitos de muñequitos llenos de chocolatitos y waffles y toffees... Ellos no tienen una bolsita de supermercado llena de caramelos de ambulante. Ellos tienen realmente el cofre del tesoro. Ellos son un tesoro. Esperan a que terminemos nuestro cafecito calientito porque hoy está haciendo un poco de frío y recordamos cuando eramos niñas y nos disfrazaban de princesas y qué diferente era todo en esa época, ahí sí se podía salir, en Chacarilla claro, nuestro barrio lleno de extranjeros que nos regalaban Milki Ways en vez del pop corn que regalaban los misios. Ya sabíamos a qué puertas tocar, claro. Ya teníamos nuestra rutina de Princesa que deseaban sólo recibir Vías Lácteas. Las amigas del colegio iban a tu casa para hacer tu ruta porque tú vivías en Chacarilla y por ahí sí que habían casas generosas, por ahí sí que nadie se mezclaba... Por ahí sí que era seguro... Lo que nunca le diremos a nadie es que nuestras madres no compraban los disfraces sino que los pedían prestados a la vecina millonaria y luego nos hacía con un poco de cartón y papel metálico el sombrerito en forma de cono y compraba un poco de tul que prendía de la punta para que tú, su hija, cumpliera su sueño de ser una princesa. Y aun así, te quejabas porque el vestido era celeste y no rosa...Pero celeste es el color de la sangre de los príncipes te decía tu madre, inteligentísima ella, sangre azul, y tú te la creías y la dejabas en paz, ingeniera tu madre, claro inteligentísima. Y ahora bebes tu café y desearías tener un gorro de princesa, porque ya no estás en Chacarilla, ahora estás un poco más allá, más cerca a todos los demás... Porque ahora te encierras para que no te griten barbaridades en la calle porque ahora todos tienen derecho... Y quisieras realmente poder comprarte las gafas de sol que usa la Charlotte de Mónaco, pero eso significa como tres meses de alquiler seguro y entonces imagínate. Miras por la ventana y ves a los niños adolescentes y madres felices. Es patético. Casi nadie les abre la puerta y tú tampoco lo harás. Los disfraces son horribles y no hay ninguna princesa. Nadie como tú. Hay niños con cajas en la cabeza emulando robots, hombres arañas con el disfraz comprado en ambulante, rockeras con los pelos revueltos y niñas disfrazadas de muñecas con las mejillas pintadas de rojo. "Huacala", dices y miras a tus sobrinos que tragan sus grageas de colores en el sofá crema y están tan bellos. Y tú te miras y ves tu ropa y no tienes las gafas de Charlotte ni los zapatos Manolo Blahnik con los que sueñas cuando miras la tv. Eres una más, pero queriendo ser más. Todo en tí hace ver que quieres volver a ser la princesa de Chacarilla. Eres una brujita disfrazada. Sigues con tu café en la mano, tu chocolatito importado, pero eres una bruja que quiere volver a ser princesa. Te odias, te sientas en la silla y sientes tu cuerpo crecer. Asimilaste todo el chocolate. "¡Mierda!"