miércoles, 30 de abril de 2008

Pensamientos...

Alguna vez... En esos ratos de ocio destructivo... No se han encontrado a ustedes mismos pensando... Imaginando... ¿Cómo sería mi funeral? Si yo me muriera ahora, joven y "prometedor"...¿Cómo sería? ¿Quiénes irían? ¿Quién me vestiría? ¿Que ropa me pondrían? ¿Quien lloraría más? ¿Quien miraría el ataúd abierto? ¿Como reaccionarían antiguos amores? ¿Qué sentirían?

Bueno, todas esas cosas eran parte de mi ocio destructivo cuando yo contaba entre 20 y 30 años. Así me pasaba intensos minutos pensando en que me iba a morir, pensaba también en que el amor de mi vida iba a dejarme esa misma tarde sin razón alguna y también en que nunca iba a lograr lo que quería lograr. Lo curioso del asunto, es que esos pensamientos no me "atacaban", sino que yo me los provocaba. Hay veces que a uno le vienen pensamientos negativos y no los puede controlar, todos sabemos de eso, pero hay otras en las que decidimos concientemente pensar destructivamente, no se para qué. En este caso yo lo atribuía a mi enfermiza condición de actriz y a que me gustaba ponerme en situaciones extremas para ver como reaccionaba mi cuerpo. Y así lo hacía. Muchas veces terminaba llorando imaginando a mi novio tirándome la puerta en la cara o alucinando a mi madre llorando en mi entierro. Too much. Ya no me dedico a esta clase de pensamientos, pero se que no estoy sola ni lo he estado. Un día tomándome un vino con una de mis mejores amigas, me dijo que a veces ella alucinaba con su suicidio y su posterior entierro y yo hice "Cheers" y dije "Yes, me too and I love you!


En cuanto a esto, mi psicoanalista de esa época, respondió en pocas palabras que mi ego era desmedido y que lo único que deseaba era ser el centro de atención. Lo apoyo. Y yo que me creía super oscura... En fin.


Todo esto iba a cuento porque ayer "I realized" algo (esa palabra en inglés es tan exacta que no tiene traducción en castellano). Bueno, ayer "la vi". Clarita. Y me di cuenta de que todos esas imaginaciones destructivas que ya no practico, pero que bueno, a veces sí... Imprimían en mi organismo las mismas reacciones que se imprimirían si éstas fuesen reales. Es decir, yo pienso y mi cuerpo reacciona, siente, llora. Y digo, si mi cuerpo reacciona, siente y llora... ¿Cómo le digo ahora (a mi cuerpo) que lo que acaba de sentir, por lo que acaba de reaccionar y llorar, es "de mentirita nomás", "que estaba jugando con él", que no se perturbe ni enferme porque era "de jueguito nomás"....


Y me di cuenta de lo peligroso de este juego, de ponerse en tal o cual situación... Pero no a un personaje sino a uno mismo. Supongo que tiene que ver con la exploración de límites de cada uno, o sólo con querer ser el centro de atención, quien sabe.


Y ¡Oh! Qué increíble es la vida...Después de pensar en estas cosas y terminando el libro "Psicomagia" de Jodorowsky, descubro esto: "Para el inconciente, lo que se ha hecho en lo imaginario es como si se realizara realmente. En el sistema nervioso, cuando se imagina alguna cosa, se activan las mismas conexiones." Jodorowsky dix it, nuevamente.


Increíble.


lunes, 28 de abril de 2008

Realidades...


Se dice que hay multiples destinos posibles y que cada decisión que tomamos bifurca el camino que habíamos tomado, ya antes bifurcado por alguna otra decisión y así hasta nuestra primer quiebre en el camino de la vida. Se dice también que todos estos caminos posibles se están dando a la vez mientras nosotros vivimos esta realidad. Eso quiere decir que hay un "yo" en alguna otra realidad que en este momento es más "afortunado" que el "yo" que está escribiendo en este blog y hay otro "yo" que es en este momento más "desdichado" que el "yo" que escribe.

Ayer soñaba con que esta realidad del "yo" que escribe era en realidad sólo el sueño profundo y dulce de un "yo" desdichado de alguna otra realidad que mañana despertaría y diría: "Tuve un sueño increíble. Quisiera no haber despertado jamás..."

lunes, 21 de abril de 2008

Jodorowsky dix it...

Las leyes de la magia son cuatro: querer, osar, poder y callar.

"Querer": Si tu no quieres, no avanzas. Hay quien no quiere curarse.

"Osar": Curarte es hacer frente a los cambios que la curación te va a producir. El paralítico llevaba cuarenta años inválido, así que curarse para él significaba no tener dinero porque no mendigaría más. Cuando estás enfermo, en realidad, estás llamando la atención de los demás para que te cuiden, estás pidiendo cariño. La enfermedad es una comedia de peticiones. El enfermo pide a gritos que lo amen. Hay que osar ser curado, entrar en una nueva individualidad en donde desconoces la dirección porque se produce un cambio y, en cierta medida, una nueva personalidad.

"Poder": significa que una vez que estás haciendo las cosas entras en lucha y no tienes que ser tu propio enemigo. Para poder hay que ser uno y no ser otro, no luchar contra uno mismo porque ello te producirá una gran neurosis de fracaso.

"Callar": significa que cuando intentas transmitir lo que ganaste, lo pierdes por exhibicionista. Este es el problema que tienen algunos gurús: muestran su santidad y la pierden en ese mismo acto. El verdadero maestro es invisible.

"PSICOMAGIA", Alejandro Jodorowsky

sábado, 12 de abril de 2008

Contemplación



Me gusta contemplar y ser contemplada. Cuando vi esta película mas allá de que me gustara o no (no tengo un gran recuerdo de ella), se me quedó impresa en la memoria la escena final que aquí les ofrezco. Es ella (Julie Delpy) bailando ante la mirada de él (Ethan Hawke). La mirada de Ethan Hawke en ese momento es uno de los regalos más bonitos que me ha dado el cine. Es sólo un instante. Es bello. Los dos, están bellos.

jueves, 10 de abril de 2008


¿Quién dijo que la depresión iba de la mano con la inspiración?

Interiores femeninos.


Cada vez me sorprende más el lazo tan estrecho que existe entre lo físico y lo anímico. Por eso, hay que cuidar el cuerpo, porque este es nuestra puerta visible a la felicidad o al desastre. Me he descuidado. No, ese no es el verbo. La frase correcta sería: Me he autosaboteado. Cuando todo está yendo bien, como una siempre soñó, cuando una está dejando salir de sí misma a ese ser maravilloso al que nunca antes había dejado salir... ¡Pum! Hace algo porque ya mucha felicidad pues y donde está mi inestabilidad tan querida. Lo más increíble es que este autosabotaje viene cada vez más encubierto. Una es inteligente y mientras más conciente está, una misma se vuelve más mañosa para los disfraces, para los engaños. Qué locura. El autosabotaje viene entonces en forma de amiga al teléfono, de copa de vino, de pastilla, de antibiótico (de salud), de viajecito de vacaciones... Se trata de hacer algo que en ese preciso instante de tu vida no deberías hacer pero que parece tan inofensivo y tan "productivo" que se hace. Simplemente se hace. No caben dudas ni contradicciones.

Y así se hizo.

Y así, después de batallar con la jodida depresión se llega al ojo de la tormenta. La depresión viene de a poquitos. No te tumba de una sola. Se va manifestando poco a poco. Y ahí está una para agarrarla del cogote mirarla por los dos, tres, cinco lados. Deducir de donde vino y porqué e intentar solucionarse.

Todo esto iba porque sí, estoy deprimida. Jodidamente. No es nada que no tenga solución. Un problema de hormonas nada más... Nada más... Para esto pido una solución que me es dada y la solución me pide paciencia. Un par de semanas. No se como soportarme durante un par de semanas más. Respiro, respiro, respiro. Pero qué jodidas son las hormonas y qué vinculadas estamos las mujeres a nuestro cuerpo. Con razón las embarazadas a veces quieren matar a sus maridos. Lo entiendo todo.

Buscaba apoyo. Lamentablemente, en ese estado, una busca apoyo de la peor manera. Una demanda, llora, pide mal y grita. Sólo estamos con el interior un poco herido. Alterado. Nadie tiene la culpa, ya lo sabemos.

Me voy a pinchar el cuerpo con agujas chinas. Tal vez ahí digo, tal vez ahí me calmen. Llego con los ojos hinchados de haber llorado y me encuentro en la sala de espera con un folleto de una terapeuta de flores de bach. Hace tiempo que quiero buscar una terapeuta de flores de bach mujer. Hace tiempo que quiero conversar con una mujer. Entro a pagar y sale del salón de "pinchado" mi mejor amiga. Me cruzo con mi mejor amiga, la que sabe todo de mí, la madre universal. La abrazo y me derrumbo. No es nada, ya lo sabemos, son las hormonas que se tienen que estabilizar. No hay nada real en mis apreciaciones negativas de las últimas semanas. Por lo menos ya lo se diferenciar. Me invita a cenar a su casa por la noche. Vamos a estar entre chicas solas, me dice. Vamos a hablar. Entro al salón de terapias y me echo en la camilla. Me calmo. Entra la doctora y yo como una niña pequeña la siento acercarse y empiezo a llorar. Necesito que me calmen. Ella no me pincha, me hace no se qué círculos mágicos con los dedos por todo el cuerpo. No me pregunta nada y me deja ahí, casi dormida. Tranquila. Por fin. Después de 20 minutos viene otra mujer a hacerme la "moxibustión". Me pone el calor en los puntos indicados y me habla con voz tranquila. Salgo flotando aunque se que nada se ha solucionado aun. Me dicen que espere, que la doctora quiere conversar conmigo. Espero. Entre tanto me llama por teléfono otra de mis mejores amigas (tengo tres), y siente mi voz desde el primer saludo. Me pide paciencia. Ella también sabe de lo que sabemos. Todas hemos pasado por eso. Paciencia, soledad, de toda crisis se saca un aprendizaje. Paciencia. Sale la doctora y vamos a conversar bajo una higuera. Le cuento mi atrevimiento. Me automediqué. Yo que intento cuidar tanto de mi cuerpo. Yo que quiero ver luz. Autosabotaje. Me dice para mi sorpresa que agradezca esta crisis, que la mire. ¿Por qué ha venido ahora? Mi nivel de conciencia está en un buen nivel. Reímos. Siento que mi hueco del estómago se calma. Se hace más pequeño. Ellas me entienden. Sin palabras. Me dijo: "Estas crisis se pasan entre mujeres. Nadie más las entiende. Sólo entre mujeres nos curamos" Y yo alucino porque hace unos días escribí un post agradeciendo a todas las mujeres que me ayudaron alguna vez y pienso que partió de la necesidad de estar entre mujeres ahora, en esta crisis. Alucino también porque me crucé con las dos chicas que más quiero en menos de una hora y porque una de ellas al verme me dijo: "He estado pensando mucho en ti." Me recomienda la doc que llame a mis amigas, que me junte con ellas y que hablemos de todo. Como siempre. Como a veces. Ya no hay tiempo. Regreso a casa en el coche con el estómago calmado y pensando en todo esto casi me paso de largo a una poli de tránsito que estaba haciéndonos el pare. Se me acercó y me pidió documentos que yo no tenía. Le agarré la mano y confié en toda la fuerza femenina del universo y le pedí que me disculpara que me venía de terapia, que no la habia visto porfavor. Me vio los ojos hinchados. Nos miramos y me dejó ir. Llegué a casa y abrí el blog de mi tercera y última mejor amiga, K. Escribió un blog de despedida a una casi hermana suya que se fue a vivir fuera del país. En uno de sus párrafos dice: "...gracias por que me enseñan que las mujeres son buenas y son sabias y viven en manadas y así se curan y avanzan gracias gracias gracias..." Y ya no puedo creer tantas casualidades. Todas hablamos de lo mismo, porque todas sabemos de lo que estamos hablando. Y se que tengo que confiar de nuevo. Esto pasará. Como ya pasaron otras. Y yo también digo gracias a mis lindas amigas. Gracias a las mujeres que quiero y que me quieren. Y hoy, me iré a cenar con mis mejores lindas y hablaremos y sanaremos un poquito tal vez. Qué bueno.

lunes, 7 de abril de 2008

Entre mujeres solas...

Dicen que las mujeres somos "interiores" y los hombres "exteriores". Dicen que el mundo interior de las mujeres asusta (a los hombres, claro). Dicen por ahí que este mundo interior es tan grande y extenso que puede convertir a las mujeres en brujas. O en hadas. Depende del miedo que les tenga uno.
Releo a Simone de Beauvoir, me sumerjo en su mirada lúcida y vuelvo a sentir mi cuerpo. Hace tiempo que no me sentía tan unida a las mujeres. Nuevamente. Me encanta.
Recuerdo conversaciones, miradas, abrazos y besos. Me gusta estar entre mujeres. Siempre me ha gustado aunque en alguna época distorsionada llegué a decir que prefería estar entre hombres. Hablé mal de las mujeres y dije que eran complicadas y locas. Como yo. En ese momento no lo entendía pero simplemente no quería estar de mi propio lado.
He vivido con muchas mujeres. Alguna vez viví con 4 mujeres al mismo tiempo y mi casa exudaba femineidad. No, me equivoco... No era femineidad lo que exudaba mi casa. Era fuerza, color, intensidad, risa, carcajada y llanto profundo. ¿Es eso femineidad? No lo se.
Recuerdo los saludos, la mirada somnolienta y el primer cigarro con café de las 10 de la mañana junto a una conversación animada, el abrazo diario, otro cigarro, la complicidad de una llamada inesperada, la botella de vino de las 6 de la tarde, la risa y a veces, el llanto. Nuevamente ahí, el abrazo, el beso. Gracias.
Hay muchas mujeres a quienes tengo que agradecer una mirada, una palabra, una tarde entera de abrazos y melancolía. A mi madre para empezar, la gran maestra, el centro del universo, la fuerza hecha fémina. La mujer que me enseñó que existe algo dentro de uno que nadie puede tocar y que ese algo es lo que nos salva de todo lo demás. A mi hermana que me enseña cada día que hay que mirar para adelante y confiar. A mi abuela quien me enseñó lo que es que una mujer se redescubra a los 70. A mis amigas de la vida. A mis amigas del mundo. A quien me abrazó con fuerza y me convenció de darme una oportunidad. A la que lloró conmigo por amor. A la que me dio un beso. A la que quiso convertirse en mi hermana. La que me dio una cachetada en un baño para que reaccionara. La que me invitó a su cama. A la que me esperaba por las tardes para furmarnos un cigarro juntas. A quien me contó su historia más íntima. A quien di un consejo. La que me abrazó cuando me pasé de vueltas y me dijo que volviera a mi cuerpo. La que bailó conmigo en un rave como loca, zafada ante la mirada atónita de ellos. A quien me abraza todos los días y siente mi ombligo de hermana. A quien me pregunta cómo estoy, en serio. A quien me mira detrás de los ojos. La que me conoce. La que sabe.
Dicen que las mujeres tenemos un mundo interior misterioso y ajeno. Me decía un profesor de historia que las mujeres no sabíamos leer mapas porque nuestro espacio de juego infantil era la casa, el interior y no la calle como la de los hombrecitos. Hoy un amigo hablando de la complejidad me preguntó: "¿Por qué las mujeres son así?" Y yo pensé en responderle algo racional, pero le dije simplemente: "No se... no se porque somos así." Y así, acepté que de alguna manera, "eramos así".