Un día caminé frente a ti sin ropa. No me es fácil hacer algo así. Me dijiste que a pesar de mi edad todo seguía en su lugar. Gracias piel de leche, dije, tú siempre...un caballero. Me pedías un beso y yo te lo daba, me pedías un abrazo y yo te adoraba. Estábamos tan necesitados de afecto... Me habría gustado seguir riendo de tonterías a tu lado, aunque...no lo sé... creo que nos burlábamos demasiado del mundo. A veces, te decía, siento que toda esta burla nos caerá encima como una maldición. Tú te reías con tus dientes gordos de veinteañero. Si algo hubiera funcionado, no habría sido por mucho tiempo. Nos habríamos encerrado a olernos las pieles blanquísimas y a mordernos la boca. Nos habríamos jalado los pelos de paja y habríamos jugado a las danzas exóticas hasta hartarnos. Después, habrías extrañado tu vida. Y yo, un hombre.
Un día hicimos un pacto. Decidimos que eramos hermanos. Qué rico, dijiste, nunca tuve una hermana que estuviera tan buena. Gracias piel de leche, tú siempre... Y yo necesitando siempre... Me enseñaron de niña que a un hermano no se lo daña, que a un hermano no se lo traiciona, que todo, todo se le dice en la cara, o no se le dice jamás y se olvida para siempre. No hay secretos para mis hermanos. El pacto era importante. Fue un pacto de leche. Un pacto de ombligo. De esos pactos que sólo se hacen en la adolescencia con la mejor amiga: "Mientras nos tengamos la una a la otra no nos suicidaremos..." Me pregunto ¿Dónde quedan todos esos pactos? ¿Por qué ya no me importan? ¿Por qué me importa tanto ahora?
Piel de leche desapareció. Desde su partida no he podido volver a mirar otro ombligo. Supongo que saldré de ahí. No es la primera vez, me repito cada vez que recuerdo su mejilla llena de pecas y su oreja suave. Piel de leche se ha convertido para mí en partes separadas que me llenan de amor y de nostalgia. Es mejor me digo, recordarlo así, en partes, en extremidades, en órganos. Es mejor me digo, así lo deshumanizo y lo convierto en brillo, estrella, textura, color, en algo que me acompaña...y no en alguien que se fue.
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