Nos miramos por última vez y nos dimos un abrazo de absorción. Le dije: "Cuando quieras follar, llámame." Rió con ternura y me dijo: "Eres una loca..." Para mí, eso fue un halago. Estar loca. Siempre loca, interesante, rara, impredecible...extraña. No entendía que el atractivo de la locura se había acabado. A mis 20 la "locura" era un rasgo atractivo. El dolor me hacía interesante y mis ojos revejidos escondían mil secretos. Ahora escondía secretos que ya no quería contar. Mi locura se volvía entonces, inexplicable, intolerable. Miré sus ojos de vidrio. Ventanas verdes de infinito. Amor, locura. Cinco minutos antes, el café con leche de las 6 de la mañana en una cafetería de San Bernardo. Mierda, me tengo que ir a trabajar. No puedo quedarme discutiendo contigo el día entero. Adoraría eso. Te perseguiría a casa aunque no me dejaras entrar. Llamaría a tu puerta hasta que tuvieras lástima de mí y me abrieras. Me quedaría llorando en el portal. Horas... Así no me importa perder el tiempo. El café con leche de la mañana me sabe a silencio. Tú no me quieres mirar y yo sólo intento robarte un beso. ¿Cuántas veces me dices "Basta"? Ya no quieres que ruegue más y me dices una y otra vez: "Déjalo, déjalo." Yo sólo pienso que mis ruegos lograrán algo. "No me dejes", "No me dejes", "No me dejes". Por enécima vez te digo, "todo puede funcionar de nuevo." Pondré más de mi parte, digo, aunque ya no se que otra parte de mi poner para salvar este naufragio. No sabes el dolor. Si sabes. Tú lloras dentro de tu café con leche. Minutos antes, el metro. Te había amenazado para que me acompañaras un rato más. Te había dicho que me suicidaría si no me acompañabas al trabajo. Sólo quería pasar más tiempo contigo. Estaba amaneciendo y todo me daba miedo. Me sentía profundamente sola y extrañé a mi madre, a mi hermana, a mi hermano. Quería que alguien me recogiera del suelo y me dijera que todo iba a estar bien. Pero había decidido estar sola y ser mujer. A la mierda y tiré mi cartera al suelo. Te insulté y te dije que todo lo que me pasara en el futuro sería tu propia culpa. Te vas a arrepentir de dejarme. Y yo por dentro... No me dejes. Pensé que tendríamos hijos y que viviríamos en algún lugar de Europa. Mentira... No estoy preparada para tener hijos ni para amar tus ojos de vidrio. No te asustes, te decía, yo he pasado por esto otras veces. Imbécil. Pobre... y lloraba. El metro está lleno de borrachos. Es sábado y yo me tengo que ir a trabajar en un par de horas. ¿Cuántas horas llevamos discutiendo? ¿Cuánto tiempo llevo llorando? Mi yo lúcido me dice: "Deja de perder el tiempo. Esto terminó." Cállate! No puedo imaginar dormir y despertar sin ti. Esa idea no es posible en este momento. El metro está borracho. En frente, una pareja se besa y ríe. Alguna día, me repito, alguna día funcionará. ¡Mierda! Caigo en la cuenta de que nada nunca me ha funcionado. Nunca he sido una buena mujer para nadie. ¡Mierda! Y minutos antes en la calle... La acera dura. A media cuadra de la casa de mi mejor amigo. Él podría haber escuchado mis gritos y venir a ayudarme. Yo, tirada en la acera gimiendo. El dolor no me deja levantarme. Me duele la barriga y quiero vomitar. Te he pegado, te he gritado y te he amenazado. Ya no hay salvación. Te he perdido absolutamente el respeto. Después de esto, me dices, olvídate de mí. Y yo, arrepentida. ¿Cómo puedo cambiar el mundo en un minuto? ¡Retrocede tiempo! ¡Por favor! ¡Mierda! Ojo de vidrio, mírame a los ojos y dime que puedes estar sin mí. Dime que no me amas. Se me empieza a agotar todo... Las estrategias, la imaginación, la fuerza. Te golpeo. Nunca te había pegado en mi vida. Y tú asustado. Nunca te habían tocado en tu vida. Soy la primera nuevamente, la primera en tu vida. ¿Qué hago ojo de vidrio verde? Estás lleno de estrellas y yo llena de basura. Lo único que quiero ahora es que me arrollé un camión. Acabar con el dolor. Un clavo saca otro clavo. Un dolor saca el dolor anterior. Quiero morir. Es en serio y te culpo por ello. Todo pierde el sentido. Me mareo y minutos antes en casa de mi mejor amigo, mi cuerpo frenético intentando huir después de vomitar la media botella de absenta que había bebido. Música de los 80´s del compañero de piso de mi mejor amigo que es chileno. Es una noche que combina ambiente limeño, locura, cuerpo, tetas grandes de mi mejor amiga. Y yo, en el baño y ella llorando conmigo y dándome de cachetadas. Controlando lo incontrolable. La odio en ese momento y se lo digo. Le grito: "Puta, deja de seducir a mi novio." Ojo de vidrio no entendió nada, aunque ya me conocía. Se escondió en la cocina temblando y decidió que no iba a suicidarse conmigo. Ahí fue. Salí del baño y vi un alfiler temblando como un niño ante un monstruo. ¿Llevamos un año y recién te das cuenta? Estoy aterrada de mi misma. Nunca había asustado tanto a nadie. Me siento un monstruo. Crezco. Mi volumen es inmenso y mis pies pesan. Abrazo a mi mejor amigo que me dice que respire. Abrazo a mi amiga tetona que me centra en sus ojos y me ruega que no pierda a ojo de vidrio. Salgo de la casa más calmada. Ojo de vidrio me mira y yo... No puedo evitar gritar...
sábado, 6 de octubre de 2007
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1 comentario:
la insoportable levedad del ser...te confieso algo! cada ves que te dejo un comentario siento en mi que algun dia nos iremos juntos a la selva a respirar el mejor aire del mundo besos
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