domingo, 22 de febrero de 2009

Por compartir... Cito a Clarissa...


"La intuición es el tesoro de la psique de la mujer. Es como un instrumento de adivinación o una bola de cristal, por medio de la cual la mujer puede ver con una misteriosa visión interior. Es como si tuviéramos constantemente a nuestro lado a una sabia anciana que nos dijera qué es lo que ocurre exactamente y si tenemos que girar a la derecha o a la izquierda.

Esta intuición profunda es la que sabe lo que nos conviene y lo que necesitamos y lo sabe con la rapidez de un relámpago, siempre y cuando nosotras queramos anotar lo que ella nos dicte.

A veces, una mujer teme quedarse sin seguridad o sin certidumbre aunque sólo sea por muy breve tiempo. Tiene más pretextos que pelos tienen los perros. Pero es necesario que se lance y se mantenga firme sin saber lo que ocurrirá a continuación. Sólo así podrá recuperar su naturaleza instintiva.

¿Qué hay que darle de comer a la intuición para que esté debidamente alimentada y responda a nuestra petición de explorar lo que nos rodea? Se le da de comer vida...Prestándole atención. ¿De qué sirve una voz sin un oído que la reciba?

Si el músculo no se ejercita, al final se debilita. A la intuición le ocurre exactamente lo mismo. Sin alimento, sin ejercicio, se atrofia. (...) La intuición no está hecha para que se la consulte una vez y después se la olvide.

La mujer que recupera su intuición llega a un punto en el que siente la tentación de desecharla, pues, ¿de qué sirve ver y saber todas estas cosas?

Cuando una mujer ve y siente de esta manera, tiene que tratar de actuar al respecto. El hecho de poseer una buena intuición y un considerable poder obliga a trabajar. En primer lugar, en la vigilancia y la comprensión de las fuerzas negativas y los desequilibrios tanto interiores como exteriores. En segundo lugar, obliga a hacer acopio de voluntad para poder actuar con respecto a lo que se ha visto, tanto si es para un bien como si es para recuperar el equilibrio o para dejar que algo viva o muera. (...) ¿Y cómo se toma semejante decisión? Es algo que se sabe. La que sabe, lo sabe. Pídele consejo en tu fuero interno. Es la Madre de las Edades. Nada la sorprende. Lo ha visto todo. En la mayoría de las mujeres, el hecho de dejar morir no es contrario a sus naturalezas sino tan sólo a la educación que han recibido. Pero eso puede cambiar. Todas sabemos en los ovarios cuándo es la hora de la vida y cuándo es la hora de la muerte. Podríamos tratar de engañarnos por distintas razones, pero lo sabemos. A la luz ardiente, lo sabemos."


Clarissa Pinkola

"Mujeres que corren con los lobos"

PORFAVOR CHEKEAR...


Este es el blog del último proyecto que estoy desarrollando con Guillermo Castrillón (director de la performance "Escrito por una gallina", junto a Lita Baluarte y Monica Silva. Estrenamos en Abril en la Alianza Francesa de Miraflores y estaremos un mes en "exhibición"... Ja! Chekeen... Estamos en proceso y los mantendremos al tanto (a quien le interese, claro). Muac.

domingo, 15 de febrero de 2009

La luna de Méliés


Ella ríe y mira su bolso fucsia y sus medias rojas hasta las rodillas. Comprende por qué él le acaba de decir Paris Hilton. Se tira en la cama y rebota, rebota y rebota. El ríe, como siempre. Ella, rebota sabiéndose hermosa, ligera, niña, graciosa. Se siente la hacedora de la felicidad. De él. El le dijo muchas veces que sin ella se moría. "Exageras... Siempre exageras", le decía mientras lo tocaba con el pie bajo la mesa. "Así quiero que sea mi vida siempre", pensaba. Y cuando decía "siempre" quería decir "siempre". Erótica, poética, creativa, alegre, dulce pero sobre todo, poética, erótica.

Nadie nunca le enseñó que tal vez la vida no fuera así. "¡Mierda!", decía y se rebelaba cuando le hablaban de la transformación de las circunstancias dentro de una situación. Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda. No quería saber. Quería ser una geisha, una obra de arte en sí misma para ser admirada por él. Una obra de arte compartida, un hada mágica. No quería ver la realidad y lo sabía. Lo real, me da asco, decía. Alguien dijo alguna vez: "La confianza es un asco". Y lo piensa. Es un asco. Quiere sentirse seducida todo el tiempo. Como la primera vez, como antes. Y le dice con una sonrisa: "Hazme el amor como la primera vez. Como si no conocieras mi cuerpo." Y él lo hace, lo intenta, lo logra, porque la ama. La hace feliz. Por un momento, por este momento, por esa tarde, por esa noche. Al día siguiente hay que volver a recrear el primer día, el primer encuentro. "¿Por qué me miras así?, le pregunta, "mírame como si me estuvieras descubriendo", le dice. El, baja la mirada, llevan tanto juntos... Eres mi mujer, le dice. A ella le gusta que él le diga "mi mujer" y "preciosa". "Dime algo que me enloquezca", le pide. El no sabe que decir y un bicho aparece en el estómago del primer día. "Empiezo a sentir que no me quieres...", le dice. Ella recuerda "antes". Ella no recuerda más, sólo sabe de un "antes" que ella ha elegido, incluso tal vez, inventado. Esa caricia, esa mirada, ese temblor en los labios al mirar mis ojos. Es adicta a las sensaciones y ella lo sabe. Sólo necesito que seas un poco más delicado, le dice. El baja la mirada. Ya no sabe que es "delicado", ya no sabe que es "antes", empieza a perder el sentido a "mirada", siente que pierde piso y la toma de las manos. La sienta en la cama y la mira a los ojos. "Vuelve", le pide. "No te vayas de aquí, no te vayas del tiempo..." Ella lo mira, sonríe y siente su bicho gritar. "Mi estómago", dice, "me duele el estómago". Va al baño y sentándose en el piso piensa que tal vez está equivocada. Se mira al espejo y ve sus ojos hinchados. Ha estado llorando, mucho, durante días. Ha estado pidiendo mucho, demasiado. El le dijo que ella pedía cosas que nadie le iba a poder dar. Ella sólo quiere el primer día, la poesía, la eroticidad, la caricia, el descubrimiento. Le duele el estómago y decide tirarse al suelo, al frío de las mayólicas. No está calmada y siente que esa sensación de bicho gritando no va a terminar. "Dame una razón para quedarme", se dice a sí misma. Quiere hacerse daño y no. Quiere morir y no. El vacío, el puto vacío. Un poquito más grande y me cortaba las venas. Felizmente no es tan grande. Se mete el dedo para vomitar. Tal vez así salga el bicho. Necesita una vuelta de tuerca, un corte, un golpe, un vómito. Algo. El le toca la puerta y ella sólo gime. Quiere asustarlo y llora diciendo que se quiere morir. El llanto crece cada vez más y se convierte en la niña asustada y solitaria que siempre fue. La que escribía diarios escondida en su habitación. Sola. La que creaba cuentos, historietas y dibujaba siempre mujeres de cabellos largos, cuellos de cisne y cinturas estrechas. Llora sintiéndose que el suelo se la traga... En realidad quiere que el suelo se la trague. Está avergonzada, culposa. Finalmente vomita. El, fuera, en la habitación, desesperado, sin saber qué hacer. Ella sigue llorando... "Estoy sola", murmura, "estoy sola..."

Necesita contención. Abre la puerta y al verlo casi se desploma. Ya no tiene fuerzas y él la coge en el aire. "Contenme", le ruega..."Contenme..." El la abraza, la besa, le dice que la ama. Ella se separa y le dice: "Quiero suicidarme...¿Qué hago?"

Va a su mesa de noche y coge del cajón una caja de valerianas. Es lo único que tienen, no están acostumbrados a tomar pastillas. Ella coge diez y se las mete a la boca. Quiere desaparecer. Se tira al suelo de la habitación, tiene un moño cogido por un lápiz y al tirarse al suelo se hinca el cráneo. Sonríe y le dice: "¿Ves? Todo lo que me hace daño está en mi..." Desde el suelo, con el cuerpo atontado puede ver la luna a través de la ventana. El le habla, pero ella no entiende. Simplemente está en su cuerpo, flota, aprovecha esa sensación tan distinta a la anterior. El ve la caja de valerianas vacía. Ella sonríe porque sabe que nada puede pasarle. No deja de mirar la luna. Ubica unos ojos, una nariz, una boca... Ubica la "cara de la luna". Nunca en su vida la había visto así. Sentía que ahora podía ver la luna como la había visto Mèliés. Sonríe nuevamente y dice: "¿Sabes? Siempre he visto el lado equivocado de la luna... El lado equivocado de la luna..." Ríe, llora y se queda dormida. El la acuesta en la cama. Mañana será otro día.

Todavía tengo la piel de gallina...

domingo, 8 de febrero de 2009

LOFT


Las imágenes se van reacomodando. Voy viendo más clara la estructura. Mi mente clama: "¡Estructura! ¡Estructura!" Y poco a poco la telaraña empieza a permitirme ver el nido, la araña madre, las patas largas, las tenazas de las que nací.
Necesito recordarla.
Leo a Clarissa Pinkola y su libro sobre mujeres salvajes que me dice que cuando reconozca al depredador, a esa "fuerza específica e incontrovertible" DEBO aprendérmela de MEMORIA.
Pero olvido.

He tomado demasiadas fotografías y no siempre las indicadas. Las fotos dan vueltas en mi memoria y pienso que porqué no tomé fotos más bonitas.
Mis ojos llorosos en primer plano. ¿Para qué?

A los 15 años me miré al espejo y me tomé una foto.
Ahora, esa foto me persigue.
Ahora tengo que elaborar esa foto.
No pasa nada, está bien...
El otro día me preguntaba... ¿Para qué estoy aquí? Y pensé que todo el camino tenía que ver con el conocimiento. De uno mismo, del otro, de nosotros. Human Nature, of course...

Leí por ahí que Jung decía que cuando uno había aprendido algo en el "descenso o ascenso al YO salvaje", entonces tenía la OBLIGACION MORAL de vivir y manifestar lo que había aprendido.
No se nada más de él.
Pero bajar al infierno no es digamos como comerse un pastelito dulce... Descender... Bueno... ustedes saben...

Hurgo en mi psique varias veces por semana. Con ayuda, sin ayuda... A veces pierdo la paciencia y me obligo a desenmarañar como si no tuviera tiempo, como si estuviera TAN cerca que corro el peligro de no ver la meta, como si fuera una meta de la que me puedo desviar... Como si fuera una meta.

Entonces me calmo. Escribo. No quiero olvidar. Escribo, anoto, tomo la fotografía indicada.
Me corrijo: Todas las fotografías son indicadas. Excelentes, en realidad.

Me dijeron una vez que yo en vez de tener una casa con sus habitaciones y compartimentos en la cabeza, en realidad tenía un LOFT. Nunca mejor analizada. Ahora construyo poco a poco estructuras. Primero separaciones para que no se moje todo en caso de inundación. Si algo se moja, podré estar bien en la habitación de al lado. Recién estoy en eso. Luego vendrán los muebles y la organización de mis cosas. ¿Habrá mucho que guardar en cajas? He pensado también en construir un sótano donde guardar lo que no uso normalmente. Un sótano que utilizaré cuando sea necesario. Pondré muebles bonitos llenos de imágenes lindas. Fotos... Una cocina, baños... Y mi dormitorio amplísimo, con una cama grande y rica para descansar.

Será blanco y con buenas ventanas para ver lo que pasa fuera.

No es un primer piso.

Las estructuras van quedando bien. Me gustan.




Enjoy...

domingo, 1 de febrero de 2009

Strange Night

Tuve una extraña noche. Nuevamente sentí un poco de miedo y no quería apagar la tele. Quise fumarme un cigarro y me di cuenta de que ya no los llevo conmigo. Pensé en manejar al grifo. Recordé que en un cajón de recuerdos tengo la cajetilla que usó mi personaje de la obra Kabul durante toda la temporada y que ahí dentro queda un cigarro, supongo que inconscientemente pensando en momentos como el de ayer. Pienso que hoy cumplo un mes sin fumar y decido atravesar el mal rato como quien pasa el reventón de una ola buceándola por debajo. Respiro. He cerrado las ventanas. Mañana (hoy) quiero dormir hasta tarde y desde hace un tiempo que me despierto con las ventanas abiertas y la luz del sol dándome en la cara. Mañana (hoy) estaré BLACK OUT.
Respiro. Sorprendentemente se me pasa la ansiedad. Funciona. Aun siento miedo. De fantasmas, nuevamente. Oigo ruidos y decido también bucear el reventón. No pasa nada. Ya hemos pasado por esto y tengo que ser mujercita y afrontar todas mis decisiones. Soy mujer. Respiro.
Me levanto y tomo dos pastillas de melatonina. Me tumbará en breve, estoy segura. He pensado también en salir pero no es una buena opción. ¿Para qué? Son las 12 de la noche y es mejor dormir y despertar mañana (hoy) descansada, darme una ducha e ir a tomar un café a mi café favorito, escribir, postear, leer y almorzar, luego ir al cine tal vez... Un buen día. Un día conmigo, con Miss Mayo... Ja.
Me desperté varias veces durante la noche. Aun cubro mi cuerpo con un edredón por temor a ser desangrada por los bichos. Mi habitación queda en la copa de un árbol y hay días en los que podría sentirme cenicienta por ser amiga de tantos animalejos. Los mejores: las arañas. Me gustan pero las quiero menos cuando se intrometen demasiado en mis asuntos. No es bueno que se metan entre mi ropa. No, no es bueno. Despierto unas tres veces sudando mucho. Estoy demasiado tapada y es raro pero aun así no me destapo. Estoy insomne y me seco el sudor con la sábana y vuelvo a intentar dormir. Duermo. Sueño. Tengo sueños extraños. Mi casa de pequeña. Mi casa de "chacarilla", como le llamo. Jardines de la vecina. Jardines en bajada por los que yo rodaba de niña feliz con mis hermanos. En mi sueño los veía tan pequeños que pensaba que ya no sería tan divertido rodar. Llegaría al suelo en media vuelta. Soy demasiado grande. Aparece mi madre. La entrada de mi casa de escaleras rojas está llena de caracoles, como siempre. Esperamos a mi padre y él llega. ¿Está de buen humor? Sí, está de buen humor. Agradecemos. Entramos a la casa y ahora estamos en la cocina. Yo barro pequeñas basuritas en el comedor de diario debajo de la silla de cada miembro de la familia. Pienso en los amortiguadores. Mi madre fue un amortiguador para nosotros. La furia llegaba a través de ella un poco más agotada. Los gustos y los restos de alegría de mi padre también. Amortiguadores. La furia llegaba a mi madre un poco más agotada. ¿Así es?
Saco la basurita a la terraza y la echo al jardín. Las migajas del desayuno se la comeran las palomas. Siempre es un espectáculo ver a las palomas comer nuestras migajas. La trompa del elefante venido de China asoma por el jardín y de su punta cuelga la hamaca donde mi hermano Esteban y yo descansábamos con los cachorros Alfa y Omega. Luego agua...Mar... Nada más. Estoy en un banco. He robado. Estoy depositando mi dinero robado. Tenía 7000 dólares y ahora tengo 700000... Le he robado al gobierno de los EEUU. Deposito el dinero y la banquera no me dice nada. Yo pienso que debería depositar cantidades más pequeñas para no suscitar sospechas. Qué importa. Ahora soy millonaria y estoy en la India. Presiento el desastre. Seré descubierta así que decido ir al banco en India y sacar mi dinero en "cheques de banco internacionales" o algo así. Está mi profesor de yoga cerca a mi. Santanam me mira de cerca. Yo me hago la loca y pido todo mi dinero como si fuera normal sacar tanto dinero en una sola transacción. El de la caja llama a su supervisora. La supervisora llama a su supervisor y los tres me sonríen. Yo siento: The End is coming. Aun así, me quedo esperando mi dinero. La supervisora ha sido enviada por el supervisor a la calle. Me pregunto si habrá ido a buscar a la policía. Pienso en huír pero mis ansias por tener el dinero pueden más. Espero un poco más. De pronto entran dos policías. Están vestidos a la usanza de nuestra policía nacional y soy cogida por los brazos. Grito: "I robbed the United States government!". No se si está bien dicho, pero lo grito así, en inglés. Me llevan a un carro y de pronto estoy en Madrid, pero me están llevando a la cárcel, es un hecho. Paso por un bar llamado Latinarte. Un bar del barrio La Latina de Madrid. Entro y le digo no se a quién con lágrimas en los ojos que yo estuve sentada bajo esa mesa celebrando. En Madrid todos nos sentamos en el suelo cuando no hay sitio en los bares, explico. Lloro un poco porque he perdido mi libertad. En el bar hay una mesa entera de chicos y chicas con pinta de activistas. Los miro y grito: "I robbed de United States government!". Todos me hacen hurras y deciden acompañarme en la camioneta a la cárcel. Por las pequeñas rendijas de la furgoneta saco la cara y grito: "¡MIERDAAAAAAAAAA! ¡MIERDAAAAAAAA!", pero sin pena, más bien como una activista política. Quiero darle fuerzas a la población, pero ya no estamos en Madrid, al sacar mi cabeza y gritar, veo la avenida Larco. Me están llevando a Santa Mónica. Llego al penal. Mi cuarto parece una habitación de playa pequeña. Con camarotes, un pasillo enano con un clóset que da a un espacio de lavandería. Supongo que es un lujo comparado con la realidad. Pregunto cual es mi lugar. Escojo un lugar en el pasillo y dentro del closet encuentro el espacio perfecto para poner mi laptop y poder escribir. Desde aquí pienso, postearé cada semana. Y realizo el ademán de escribir, muy satisfecha con mi decisión. La rea que me acompaña me dice que la habitación la compartimos tres, no dos. Y me siento un poco más atrapada. Veo que del espacio de lavandería se abre otra pequeña habitación con dos camarotes llenos de mujeres y niñas durmiendo. "Esas, me dice la rea que me acompaña, son familia de la tercera. Han venido a acompañarla por el fin de semana". Parece ser nuestra hora de recreo ahora, porque estoy con varias reas sentada en el suelo en redondela. Tenemos libros en los regazos y hablamos no se de qué. Parecemos brujas tramando algo. Viene una mujer policía. Nos tiene que revisar siempre. Al parecer, ha pasado un tiempo desde que estoy aquí. Nos revisa tocándonos y yo pienso que a lo mejor me puede gustar que me toque una mujer policía. Al lado hay una chica con un jean por el que le sobresale un aparato con luces. La policía la coge fuertemente y la zamaquea para que le de el aparato. Al parecer, no estamos autorizadas a tener ningún aparatejo electrónico. Pienso en mi laptop y me quedo callada. Es una linterna nada más. La chica explica, para leer en las noches cuando mi compañera de cuarto está dormida. De pronto viene otra chica. Es joven, pequeña, delgada, y salta por los aires danzando como haciendo capoeira. Se mueve increíblemente bien. Me da una patada que no me duele y me dice que yo soy la reyna esa de un libro cuyo nombre no recuerdo. Yo le intento explicar que no es así. Ella sigue dándome vueltas alrededor, como un pequeño hada de manga japonés y me sigue dando patadas y salta sobre mi. Se mueve increíblemente bien, casi vuela por los aires y pienso que yo hace unos años también saltaba así. La miro y pienso que tal vez con práctica pueda volver a volar como ella. Me vuelve a decir quien soy o quien cree que soy. Yo estoy un poco confundida y sigo intentando hacerle entender que está equivocada. Ahora siento que me exige ser la reyna del libro. Ya no me lo comunica, me lo exige y yo empiezo a sentir que tal vez lo sea y lo haya olvidado. Empiezo a intentar recordar. Tal vez yo sea esa que dice el hada voladora. Tal vez yo también pueda volver a volar.

Me despierto agotada. Son las diez de la mañana. Cumplí mi sueño de despertarme tarde. Qué bien... Me sirvo un café que siento entrar a cada una de mis venas. Abro las ventanas y enciendo una vela en el borde como para que los espíritus pidan permiso para entrar. Me gustan las mañanas en soledad. También. Respiro y pienso en las presas de Santa Mónica. Me pregunto si respirarán. Mi maestra de kundalini yoga, me dijo que alguna vez había hecho un taller de yoga en el penal. Pienso que esa sería una de las cosas que haría si estuviera presa. Pienso en dar un taller en el penal. Me interesan las mujeres.
Hoy salió el sol y voy a comer un cebiche. Primero una ducha fría, una falda corta y un moño desordenado. Energía. He estado en muchos lugares durante la noche. He sido una heroína. "I robbed the United States government!", y creo que eso es importante. He hecho algo por el mundo en mis sueños, según mis sueños... He sido llamada a ser una reyna y lo he aceptado como una verdad olvidada. He intentado recordar mi pasado de reyna, de luchadora, de voladora, de mujer salvaje, como diría Clarissa Pinkola. Hay momentos en los que quisiera gritar y a través de ese grito hacerla salir. Como si con el grito pudiera abrir una cerradura por la que la reyna pudiera salir triunfante. Quiero volver esta noche al penal. Quiero leer ese libro en el que, según dice la pequeña, salgo yo. Quiero aprender a luchar volando.
Re-aprender. Re-cordar. Re-ynar.