miércoles, 23 de julio de 2008

Shhh...




Hoy hablaba con un par de amigas sobre "el traidor" que todos llevamos dentro. ¿Todos? Sí, todos. ¿Todos? No se... Supongo. Una de las chambas es, decía mi amiga, dejar de hacerle caso. Antes, le decía yo, me identificaba tanto con la voz del traidor que creía en todo, absolutamente todo lo que éste me decía y así "entendía" siempre la realidad a "mi manera". Y "mi manera" era lo que "yo quería ver" que claro, no siempre era lo positivo del asunto. El traidor, la traidorcita que uno lleva dentro siempre intenta sabotear y que uno se sienta inútil, feo, bruto, ignorante, incapaz... ¿Que más? Hay una recatafila de adjetivos por los que muchos, estoy segura, debemos haber pasado gracias a esta vocecilla interior que es adicta a nosotros y a la cual, también nos hacemos adictos. Esa vocecita necesita de nosotros, de nuestra atención, de nuestra escucha. Mientras menos caso se le haga, más tenue se hace. Claro. Pero...¿Cómo dejar de hacerle caso? Estoy en ello, así que muchas veces alguien se gana conmigo diciendo al aire: "Callate" o "Shhh...". Y claro, me miran con cara de "te puedo dar el teléfono de mi psiquiatra...". Pero es que entendí hace un tiempo que esa voz ni me decía la verdad, ni me hablaba con amor. Ahora la reconozco y empiezo a conocer sus patrones. También las puertas que dejo abiertas para que pueda entrar a hacer su show en mi cabeza. Quiere ser la protagonista y hacerme creer que todo lo que yo creo bueno es mentira.



Hace unos años le creía todo y andábamos juntas de la mano. La traidorcilla y yo. Yo era la traidorcilla. Por eso lloraba mucho. Me desesperaba porque me sentía inútilmente pequeña. Tonta.



A veces aun me gana la partida. Supongo que mientras más amenazada se ve ante mi indiferencia más fuerte intenta ser. Y yo alucino con que todo eso seamos nosotros mismos. Hay días en los que me siento más vulnerable que otros o más abandonada que otros y es ahí donde las puertas se dejan abiertas y la traidorcilla asoma su boca devastadora. Entonces intenta que muchas cosas lindas pierdan sentido, ingresa la desconfianza y la sensación de fracaso. Y digo: "Shhh... Ya, cállate", aunque a veces no sea suficiente.

viernes, 4 de julio de 2008

...

Y tu.. ¿Qué dices?
Tu silencio y mi silencio juntos. Nuestras tantas palabras cruzadas... Nuestras miradas... Inexistentes.
A veces las miradas no son suficientes... Hacen falta palabras y a veces las palabras sobran.
En nosotros... Todo se contradice. Nada es incongruente y a la vez, lo es todo.
Te ofrecería el mar si el mar no acabara conmigo.
Ya lo sabes.
Me gusto a tu lado sin equivocaciones, aunque a veces el error se convierta en un maremoto.
Frágil... Todo tan frágil.
Y no lo entiendo... Y a veces, claro, como los poetas, lo entiendo demasiado...
¿Como era todo? ¿Qué era lo que soñaba? ¿Qué era lo que deseaba?
Debo recordar.
Volver ahí. A mi.