viernes, 12 de febrero de 2010

Magaly Solier

Ha pasado el tiempo y recién puedo hablar del tema.

Hace unos meses, en el programa Mesa de Noche que conduzco junto a Renzo Schuller y Denise Arregui, pronuncié la palabra chullo ligada a lo que estarían haciendo en el festival de Cannes las actrices Norma Martinez y Magaly Solier por lo cual terminé siento tildada de racista, envidiosa y prejuiciosa.
Por ello pido perdón a todos aquellos que se hayan podido sentir ofendidos ante mi comentario.
Creo que han sido injustos conmigo y que las palabras fueron manipuladas; con todo ello, me parece que si esto ha pasado siendo yo la protagonista involuntaria, es porque hay algo que los peruanos tenemos que curar. Por eso y cuantas veces sea necesario, pediré perdón y a pesar de poder sentirme ofendida con algunos colegas de algunos medios de comunicación por haber manipulado la información, siento que esto ha permitido que los peruanos pongamos algunos temas en evidencia. Es por eso que le reitero a Magaly públicamente mis sentimientos de admiración y mi agradecimiento.
Mi silencio
Han tenido que pasar algunos meses para que yo me sienta en capacidad de hablar sobre esto. Mucha gente me preguntaba que por qué no escribía algo al respecto y es que la verdad, no podía hablar. Me sentía silenciada. Nunca antes mi trabajo había sido descalificado de tal manera y necesité tiempo para elaborarlo. Por otro lado, estaba embarazada. Tenía las hormonas revueltas y simplemente cubrí mi panza junto conmigo bajo una frazada y dejé de ver televisión y de revisar mi correo. Lo que estaba sucediendo era nuevo y desestructurador para mí. Yo iba a convertirme en madre y necesitaba por todos los medios mantenerme entera. Duele ser insultada de manera anónima por el correo electrónico.
En fin, gracias a dios, el tiempo me ha ayudado.
Por otro lado, no percibí la magnitud de todo esto. Revisé el programa y en ese momento el comentario me pareció una tontería, un chiste vago y ligero que no tenía mayor relevancia. Recién ahora y a la luz del tiempo me doy cuenta de que ha develado un profundo problema que nos atañe a todos. Si yo hubiera sentido que hice el comentario como fue asignado por algunas personas, habría salido al día siguiente a pedirle perdón a Magaly y a todos. Pero no fue así. A veces en esta dinámica de juego en una mesa de conducción uno puede cometer errores.
Evaluando ahora, pienso que sí fue un comentario desacertado. Si pudiera retroceder el tiempo lo volvería a hacer? Absolutamente no. Una de mis lecciones es que cuando uno está en una mesa de conducción tiene una enorme responsabilidad. Trate el tema que trate.
Lo que se generó
Creo que lo que se generó fue más importante que el comentario mismo. Una de las cosas que sentí, es que a veces necesitamos encontrar culpables a través de los cuales canalizar nuestros propios miedos, dolores y frustraciones. Nos es necesario. Porque proyectando nuestro dolor en otro nos liberamos. Porque el dolor no es nada más que la otra cara de la rabia. Y entiendo que duela y que haya dolido. Intento pensar porque la gente reaccionó así y tal vez sea porque sí pues, estamos en un país fracturado y las fracturas duelen. Quizá porque, durante tantos siglos los españoles y sus descendientes dominaron las estructuras de poder sin mirar a nadie. Quizá porque, hay personas que creen que pueden decir o hacer cualquier cosa por el simple hecho de tener más dinero. Quizá porque en este país no siempre gana el mejor ni el que más trabaja sino el más vivo. Y tal vez también hayan podido pensar, qué hacen estos tres estúpidos tras una mesa de conducción. Y lo entiendo. Entiendo. Entiendo.
Fue y es bueno que se generaran todas estas voces de indignación. Hace unos años, estoy segura de que nadie habría dicho nada, y me parece valioso que ahora estemos con el ojo avizor para no dejar pasar comentarios así. Eso es un valor. Si yo tuve que servir de carne de cañón para eso, pues en buena hora. Escuchar todas estas voces que estoy segura hace una década no habríamos escuchado, me hace pensar que en una década tal vez la fractura esté un poquito más sanada, un poquito menos dolorosa, un poquito menos rota. Tengo un hijo de tres meses y quiero vivir con él en este país. Nosotros somos hijos de la fractura, yo deseo que mi hijo sea hijo de la diversidad y de la multiculturalidad.
Para terminar deseo decir que entre Magaly y yo, lo único que existe es amistad y de mi parte una profunda admiración profesional. Magaly es un valor, una fuerza de la naturaleza, una mujer joven, autodidacta, angelical, una actriz y cantante valiosa que con su inteligencia entendió desde un principio lo que sucedía. Las cosas entre ella y yo siempre estuvieron limpias y sanas. Ella está sola derrumbando todos los prejuicios y poniéndonos de cara a tener que reformatear la manera en la que nos comunicamos.
Claudia y Magaly, debo decirlo, me han generado las más grandes alegrías en cuanto a nuestro cine se refiere. Los invito a revisar nuevamente el video que pegué en mi blog al día siguiente del oso de Berlín. Se titula “Todavía tengo la piel de gallina…” y fue mi impresión al ver a esta mujer cantar en quechua en el Festival de Berlín. Lo puse ahí y lo reitero ahora: Todavía se me pone la piel de gallina…
Ahora lo único que deseo es sentarme el siete de Marzo con unas cervezas ante la televisión y ver con emoción como estas maravillosas mujeres en ese universo paralelo que es Hollywood le ponen con orgullo un chullo a ese oscar. Carajo.