miércoles, 5 de mayo de 2010

PARA NO PERDÉRSELO!

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domingo, 2 de mayo de 2010

Cosas salvajes...

Mi hijo ha aprendido a gritar. Descubrió el grito y ahora lo utiliza para todo. Pedir algo, demostrar alegría, molestia, etc... Yo, alucino con el grito. Antes de salir embarazada leí un libro maravilloso que tenía un título parecido a "El lugar de las cosas salvajes". En uno de los ensayos una de las autoras decía que el llanto de un recién nacido afectaba a la madre de una manera muy fuerte porque evocaba en ella algo que ella misma ha olvidado, algo de su propia primera infancia. Es decir que de alguna manera enfrentarse a un recién nacido era enfrentarse a la propia vulnerabilidad que uno experimentaba al nacer.
Los llantos de mi hijo en el segundo mes de nacido me sacaron de mis casillas. Había momentos en los que no podía más y simplemente me echaba en la cama con él al lado mientras lloraba él y lloraba yo. Dos bebes llorando sin mamá que los socorriera. Eso, claro, no duraba ni dos minutos. Inmediatamente yo maduraba, me convertía en madre nuevamente e intentaba acoger a mi criatura. Sí, me volví un poco loca pero lo que sucede ahora es diferente. Los gritos han llegado y la sensación que producen en mí es distinta. He leído mucho sobre el tema y se que los gritos son absolutamente normales, son una etapa previa al lenguaje y además los bebes, con ellos, ponen a prueba sus cuerdas vocales (y mi paciencia), así que además de normales, son positivos. Digamos que NO PASA NADA. Pero me pregunto, qué es lo que me sucede a mi? Los gritos me alocan, me irritan, me aterran. No le demuestro esto a mi hijo, y cuando grita lo miro como si fuera lo más normal del mundo, pero una parte de mi se quiebra. El grito es externo y a la vez mío. La sensación me desestabiliza y a la vez, me ensenia algo de mi que no conocía. Qué es? No lo puedo descifrar, es algo no intelectualizado aun, algo que todavía está en bruto, algo salvaje de mi que conozco pero que no descifro. Alguna cosa salvaje que está ahí, que mora en mi y a lo que no le he puesto nombre aun.

viernes, 12 de febrero de 2010

Magaly Solier

Ha pasado el tiempo y recién puedo hablar del tema.

Hace unos meses, en el programa Mesa de Noche que conduzco junto a Renzo Schuller y Denise Arregui, pronuncié la palabra chullo ligada a lo que estarían haciendo en el festival de Cannes las actrices Norma Martinez y Magaly Solier por lo cual terminé siento tildada de racista, envidiosa y prejuiciosa.
Por ello pido perdón a todos aquellos que se hayan podido sentir ofendidos ante mi comentario.
Creo que han sido injustos conmigo y que las palabras fueron manipuladas; con todo ello, me parece que si esto ha pasado siendo yo la protagonista involuntaria, es porque hay algo que los peruanos tenemos que curar. Por eso y cuantas veces sea necesario, pediré perdón y a pesar de poder sentirme ofendida con algunos colegas de algunos medios de comunicación por haber manipulado la información, siento que esto ha permitido que los peruanos pongamos algunos temas en evidencia. Es por eso que le reitero a Magaly públicamente mis sentimientos de admiración y mi agradecimiento.
Mi silencio
Han tenido que pasar algunos meses para que yo me sienta en capacidad de hablar sobre esto. Mucha gente me preguntaba que por qué no escribía algo al respecto y es que la verdad, no podía hablar. Me sentía silenciada. Nunca antes mi trabajo había sido descalificado de tal manera y necesité tiempo para elaborarlo. Por otro lado, estaba embarazada. Tenía las hormonas revueltas y simplemente cubrí mi panza junto conmigo bajo una frazada y dejé de ver televisión y de revisar mi correo. Lo que estaba sucediendo era nuevo y desestructurador para mí. Yo iba a convertirme en madre y necesitaba por todos los medios mantenerme entera. Duele ser insultada de manera anónima por el correo electrónico.
En fin, gracias a dios, el tiempo me ha ayudado.
Por otro lado, no percibí la magnitud de todo esto. Revisé el programa y en ese momento el comentario me pareció una tontería, un chiste vago y ligero que no tenía mayor relevancia. Recién ahora y a la luz del tiempo me doy cuenta de que ha develado un profundo problema que nos atañe a todos. Si yo hubiera sentido que hice el comentario como fue asignado por algunas personas, habría salido al día siguiente a pedirle perdón a Magaly y a todos. Pero no fue así. A veces en esta dinámica de juego en una mesa de conducción uno puede cometer errores.
Evaluando ahora, pienso que sí fue un comentario desacertado. Si pudiera retroceder el tiempo lo volvería a hacer? Absolutamente no. Una de mis lecciones es que cuando uno está en una mesa de conducción tiene una enorme responsabilidad. Trate el tema que trate.
Lo que se generó
Creo que lo que se generó fue más importante que el comentario mismo. Una de las cosas que sentí, es que a veces necesitamos encontrar culpables a través de los cuales canalizar nuestros propios miedos, dolores y frustraciones. Nos es necesario. Porque proyectando nuestro dolor en otro nos liberamos. Porque el dolor no es nada más que la otra cara de la rabia. Y entiendo que duela y que haya dolido. Intento pensar porque la gente reaccionó así y tal vez sea porque sí pues, estamos en un país fracturado y las fracturas duelen. Quizá porque, durante tantos siglos los españoles y sus descendientes dominaron las estructuras de poder sin mirar a nadie. Quizá porque, hay personas que creen que pueden decir o hacer cualquier cosa por el simple hecho de tener más dinero. Quizá porque en este país no siempre gana el mejor ni el que más trabaja sino el más vivo. Y tal vez también hayan podido pensar, qué hacen estos tres estúpidos tras una mesa de conducción. Y lo entiendo. Entiendo. Entiendo.
Fue y es bueno que se generaran todas estas voces de indignación. Hace unos años, estoy segura de que nadie habría dicho nada, y me parece valioso que ahora estemos con el ojo avizor para no dejar pasar comentarios así. Eso es un valor. Si yo tuve que servir de carne de cañón para eso, pues en buena hora. Escuchar todas estas voces que estoy segura hace una década no habríamos escuchado, me hace pensar que en una década tal vez la fractura esté un poquito más sanada, un poquito menos dolorosa, un poquito menos rota. Tengo un hijo de tres meses y quiero vivir con él en este país. Nosotros somos hijos de la fractura, yo deseo que mi hijo sea hijo de la diversidad y de la multiculturalidad.
Para terminar deseo decir que entre Magaly y yo, lo único que existe es amistad y de mi parte una profunda admiración profesional. Magaly es un valor, una fuerza de la naturaleza, una mujer joven, autodidacta, angelical, una actriz y cantante valiosa que con su inteligencia entendió desde un principio lo que sucedía. Las cosas entre ella y yo siempre estuvieron limpias y sanas. Ella está sola derrumbando todos los prejuicios y poniéndonos de cara a tener que reformatear la manera en la que nos comunicamos.
Claudia y Magaly, debo decirlo, me han generado las más grandes alegrías en cuanto a nuestro cine se refiere. Los invito a revisar nuevamente el video que pegué en mi blog al día siguiente del oso de Berlín. Se titula “Todavía tengo la piel de gallina…” y fue mi impresión al ver a esta mujer cantar en quechua en el Festival de Berlín. Lo puse ahí y lo reitero ahora: Todavía se me pone la piel de gallina…
Ahora lo único que deseo es sentarme el siete de Marzo con unas cervezas ante la televisión y ver con emoción como estas maravillosas mujeres en ese universo paralelo que es Hollywood le ponen con orgullo un chullo a ese oscar. Carajo.

lunes, 11 de enero de 2010

Jelou!


Millones de gracias por todos los comentarios que me han dejado por aquí habiendo estado yo tan desaparecida. Razón: mi cachorro porsupuesto. Mi cabeza absolutamente absorbida por este ser nuevo y mínimo que está a mi lado. Gracias por seguir pasando por aquí.

Seguiré con este blog. Espero que con más frecuencia.

Les cuento que estoy escribiendo otro sobre mi "ser madre" para RPP. Sólo entren a www.rpp.com.pe, a Blogs y dentro de ellos al mío titulado: LA GALLINA. Si les gusta dejen comentarios.

Gracias a todos! Siempre.

Muaaaaaaaaaaaa!!!!!